UNA CAUSA INAPLAZABLE

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En noviembre de 2010 hice una pausa para reflexionar. Desde entonces me alejé de la red y me dediqué a pensar en la forma como seguiría adelante con este proyecto de vida dedicado a la practica del Altruismo y de la Formación Afectiva como primera estación de este viaje vital.

Cuando se emprende un viaje por la vida sin más orientación que tu intuición y la convicción de estar haciendo lo que tu “corazón” te reclama, es inevitable encontrarte con obstáculos mentales que atentan con desmotivarte. Las presiones cotidianas son a veces tan intensas que en ocasiones parece que te van a ganar la batalla. Entonces te entran las dudas, las necesidades terrenales te acosan y tu mente se distrae de lo fundamental para atender lo banal.

He aprendido que nuestra vida se debate entre seguir el libreto escrito por otros, o redactar el propio y juntarse con aquellos igualmente interesados en dedicar su existencia a hacer realidad lo que se sueña. No puedo con lo primero, mi “espíritu” se resiste a aceptar que a este mundo venimos la gran mayoría sólo a crecer, reproducirnos, tener nuestra casa, unos hijos, un empleo en el mejor de los casos y envejecer con la utópica esperanza de una pensión. Me parece un destino respetable, pero paupérrimo, dadas las inmensas e inimaginables posibilidades que nos ofrece nuestra poderosa Mente.

Hace ya 4 años decidí salirme del camino más transitado. Y si me preguntas qué tal ha sido la aventura, te puedo contestar que lo he disfrutado, aunque caminar por estos lares no es para nada fácil. Estos senderos están llenos de abismos, sus terrenos son poco habitados, solo se encuentra uno con aventureros ávidos de encontrar también su camino. De hecho, uno aprende de quienes van más adelante, de esos que ya están del otro lado, de esos que creyeron en Si Mismo, y quienes muy generosamente nos dejan huellas por el camino. Nos animan a no desfallecer, a no volver a esos lugares hacinados  donde se compite por migajas.

La meta del ser humano es encontrar su camino. Lo malo de esto es que no todo el mundo lo sabe; y quien toma conciencia, se encuentra con la barrera del cómo hacerlo. Yo empecé a buscar el mío hace 4 años y sólo hasta hoy, -luego de horas y horas de estudio, de conversaciones, de experimentos, de buceo por las profundidades de la naturaleza humana-, tengo la certeza de haberlo encontrado. Ahora este viaje me exige enseñarle a las personas a encontrar su propio camino, debo compartir generosamente mi experiencia; es parte del precio que se debe pagar si se quiere seguir avanzando en la ruta elegida.

Dicen los que saben que la mejor forma de aprender es enseñando. Y aunque lejos estoy de ser un verdadero maestro, si puedo compartir lo que hasta ahora he aprendido y voy asimilando día a día. En el mundo del saber se experimenta una gran satisfacción cuando se encuentran respuestas a las inquietudes, cuando se comprende la información y sobre todo cuando se produce conocimiento útil para la sociedad. A decir verdad, todavía no soy un productor de conocimiento, apenas soy un apasionado estudioso de la Naturaleza Humana, de su dimensión afectiva.

El altruismo y la afectividad humana son mis pasiones. Estoy absolutamente convencido que practicar el altruismo y desarrollar afectivamente a las personas es una poderosa apuesta para transformar esta sociedad y llevarla a su siguiente nivel. Ya no tengo ninguna duda, y por eso, he decidido entregarle mi vida entera a esta Causa.

¿Y de que vas a vivir? –Pregunta mi padre- es mejor que te consigas un empleo.

-Ya tengo trabajo padre, y mucho más que eso, tengo una Causa. Una razón para vivir.

Por eso no me preocupa de que voy a vivir, simplemente le estoy haciendo caso a mi corazón, y si esta Causa es tan poderosa como lo intuyo, estoy seguro que los recursos para vivir dignamente saldrán de alguna parte.

Por lo pronto, con mi esposa hemos diseñado una estrategia de divulgación masiva. De modo que si vives en Bogotá y sueles usar el transporte urbano, probablemente nos encontraremos. Allí continuaré con la multiplicación de esta Causa. Una Causa inaplazable.

 

¿Se puede comprar la felicidad?

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Abordaremos un problema clásico de la ética, la economía y la filosofía política: la relación entre riqueza y bienestar. ¿Qué son éstos, y debiéramos vivir para el placer, o procurar vivir una vida plena y útil? Esta es la antigua disyuntiva entre el hedonismo, o culto del placer, y el eudemonismo, o búsqueda de la vida plena.

Los economistas, casi sin excepción, han optado por el hedonismo, pero no han averiguado qué porcentaje de los bienes que desea la gente común son mercancías. Esta averiguación la han hecho, en el curso de los últimos años, psicólogos, sociólogos, socioeconomistas y otros investigadores en la nueva ciencia del bienestar, también llamada ciencia de la felicidad (p. ej., Huppert, Baylis y Keverne, compils., 2005 Graham 2009). Sus resultados sorprenderían a los economistas.

En el plano social, y en particular económico, el problema anterior, referente a individuos, se traduce a la cuestión del desarrollo nacional: ¿Qué tipo de desarrollo debiera procurarse y para quiénes? En particular, ¿debiera buscarse solamente el crecimiento económico, o más bien el desarrollo de todos los subsistemas de la sociedad, incluyendo el cultural y el político?

Este problema está situado en la intersección de tres ciencias -psicología, economía y politología- y tres capítulos de la filosofía: epistemología, ética y filosofía política. Por consiguiente, quienes se atrevan a proponer soluciones originales al problema en cuestión se expondrán a críticas de expertos distribuidos entre los seis gremios citados, quienes no suelen dialogar entre sí.

1 – La dicha The Wealth of Nations, de Adam Smith (1776), fue el primer tratado moderno de economía. Aunque lamentó el hecho de que hubiese 500 pobres por cada rico, Smith centró su atención en la producción de riqueza. Su receta para enriquecer las naciones fue procurar el crecimiento mediante la manufactura y el libre cambio. Dio por sentada la meta, el enriquecimiento, ya que a su vez nadie salvo los eremitas, budistas y miembros de oscuras sectas protestantes ponían en duda el que todos buscasen enriquecerse como medio para alcanzar la felicidad.

El Preámbulo de la Constitución Americana incluye «la búsqueda de la felicidad» entre los derechos humanos. Evidentemente, los redactores de la primera constitución optimista y laica de la historia no consultaron a Agustín de Hipona, Martin Lutero, Thomas Hobbes, Arthur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche ni Sigmund Freud.

La enorme mayoría de los economistas sigue afirmando que la utilidad es una función monótonamente creciente de la cantidad, y que todo aumento de la riqueza realza la calidad de vida. También sostienen que una economía sana crece por lo menos un 3% por año, propulsada por el crecimiento demográfico, los avances tecnológicos y la pasión adquisitiva. No les importa la desigualdad creciente entre personas y naciones, que se ha dado en los últimos cuatro decenios, ni el agotamiento de los recursos minerales; tampoco les preocupa la desertificación, la contaminación ambiental, ni el despilfarro. Es verdad que hay excepciones (por ejemplo Stiglitz, Sen y Fitoussi 2008), pero suelen limitarse a señalar el problema, el que no es económico sino político.

¿Es cierto que el bienestar aumenta con la riqueza? Aquí es donde intervienen los psicólogos, economistas y epidemiólogos que han investigado la cuestión, y que han estado publicando en revistas especializadas, tales como Social Indicators Research y Journal of Happiness Studies, así como en varios volúmenes colectivos.

Los principales resultados de estas investigaciones son éstos. Primero, la mayoría de la gente no sabe bien qué la hace dichosa, o al menos la satisface: muchos siguen afirmando que el dinero acarrrea la felicidad porque les permite consumir más artículos que desean; pero de hecho su calidad de vida no aumenta de esta manera, ya que la mayor fortuna suele implicar mayor estrés, menos tiempo libre, aumento de la deuda privada, etc.

Segundo, se sabe que la satisfacción aumenta con el ingreso. Hasta hace poco se creía que este aumento cesa al alcanzarse una meseta que corresponde al estado en que el individuo ha satisfecho sus necesidades básicas y ya no tiene ansiedades relacionadas con dinero. Pero no todo el mundo se conforma con lo que le basta: muchos quieren todo lo posible, de modo que la hipótesis de la meseta ya no es sostenible.

Tercero, como era de prever, la gente no está satisfecha o insatisfecha en todo. Según la encuesta de Gallup-Healthways de 2008, los norteamericanos le asignan 82,5 puntos a la satisfacción de sus necesidades básicas, pero sólo 49,6 a su calidad de vida. De los cuatro factores que fueron tenidos en cuenta (salud emocional, salud física, comportamientos saludables y ambiente del trabajo), el que mereció la calificación más baja (48,1) fue el ambiente de trabajo. Pero los empleadores, expertos en administración de empresas y economistas no suelen interesarse por este factor: parecen creer que lo único que aprecia la gente es su capacidad de consumo, o sea su ingreso. Los cooperativistas, en cambio, saben que a los trabajadores les importa mucho participar en el planeamiento de sus propias actividades. La libertad promueve la felicidad.

Cuarto, investigaciones recientes hnan mostrado que lo que más contribuye a la felicidad personal suelen ser un aumento de la libertad para hacer lo que se desea sin pedir permiso, mantener relaciones íntimas y sociales más ricas, gozar de buena reputación, y contribuir voluntariamente tiempo y dinero a buenas causas.

Quinto, cuando se le pide a la gente que le asigne un número comprendido entre 0 y 10 a su nivel de satisfacción, resulta un promedio de 5,8 para los 130 países estudiados, lo que suena paradójico e incluso hace sospechar del cuestionario.

Sexto, investigaciones recientes han mostrado que la satisfacción baja cuando sube el PBI: esta es la llamada paradoja del crecimiento infeliz (Lora y Chaparro 2008). Presumiblemente, esta insatisfacción creciente que acompaña al aumento rápido de la riqueza nacional se debe a los transtornos, en particular las desigualdades económicas que genera el desarrollo económico cuando no va acompañado de desarrollo social. Cuando sube la marea suben todos los yates, pero quien no tiene yate se ahoga.

En resumen, la felicidad no se puede comprar: no es una mercancía sino un estado subjetivo que depende más del temperamento que de las circunstancias. Sin embargo, las condiciones objetivas de la sensación subjetiva de bienestar o felicidad son socioeconómicas y políticas. Pero el ascenso del PBI, en sí mismo, no es una de ellas.

2 ¿Puede comprarse el bienestar?

La felicidad y la satisfacción son subjetivas, pero el bienestar es objetivo. Una persona puede gozar de bienestar porque está descansada y bien alimentada, tiene amigos, trabaja en lo que le gusta y puede viajar, pero se siente desgraciada porque no ha satisfecho sus mayores deseos: no es correspondido en amor, no goza del aprecio que cree merecer, no reside donde quisiera, etc. En resumen, el bienestar consiste en satisfacer las necesidades básicas, mientras que la felicidad consiste en cumplir los máximos deseos. Más aún, al diseñar cuestionarios sobre el bienestar subjetivo suele tenerse en cuenta la diferencia entre lo que siente el individuo en el momento y la manera en que evalúa su vida entera. O sea, hay que preguntar no sólo «¿Cómo está ud.?» sino también «¿Cómo le ha ido en la vida?» (Kahneman y Riis 2005). Curiosamente, los afganos suelen responder «mal» a la primera pregunta y «bien» a la segunda (Graham 2009).

Además, es preciso tener en cuenta la habituación, ya que quienes se han acostumbrado a estrecheces son quienes menos protestan. Por ejemplo, Amartya Sen ha observado que los habitantes del pobrísimo estado indio de Andhra Pradesh se quejan menos que los de Kerala. Estos últimos son tan pobres como los primeros, pero son menos desiguales y están mejor educados, de modo que pueden imaginar más posibilidades de mejorar y por tanto tienen más aspiraciones.

La diferencia entre necesidad objetiva y deseo subjetivo, y la diferencia correlativa entre bienestar y felicidad, es obvia para los psicólogos y los filósofos morales, pero suele escapárseles a los economistas. Sin embargo, éstos debieran ser los primeros en comprenderla porque el bienestar, a diferencia de la felicidad, puede comprarse. El millonario triste que se aloja en un hotel lujoso compra confort, aunque no felicidad. Acaso un campesino que marcha cantando a cultivar un terreno ajeno a cambio de unos pocos pesos se siente feliz pese a que ha desayunado mucho más sobriamente y más temprano que su patrón, porque piensa en que con esos pesos sostendrá a su familia.

3 – El problema de la desigualdad

Casi un siglo después de Smith, Karl Marx, en Das Kapital, otro hito de la economía clásica, compartió la admiración de Smith por la técnica moderna y la producción en gran escala, pero criticó la distribución de la riqueza, a la que juzgó injusta. Es verdad que la ciencia de su gran libro ha envejecido porque no usó herramientas matemáticas y porque la economía que describió ya no existe sino en algunos rincones del planeta. Pero también es cierto que las predicciones de Marx acerca de la concentración creciente del capital, la globalización y los consiguientes conflictos bélicos se cumplieron.

También sigue en pie su crítica moral del capitalismo por la desigualdad que consagra, la que ha ido aumentando desde 1960. Esta crítica de Marx fue compartida tanto por su contemporáneo, el filósofo y economista John Stuart Mill (1965), como por John Maynard Keynes (1936), el máximo economista del siglo pasado. Desde entonces, el estudio de las desigualdades inherentes al capitalismo ha sido uno de los focos de las ciencias sociales y de la filosofía política (v. p. ej. Tawney 1962, Sen 1973, Bunge 2009). Desde el Inequality Project de la Universidad de Texas, Austin, James K. Galbraith, hijo del famoso economista John Kenneth Galbraith, continúa la lucha de su padre contra los defensores académicos y políticos del privilegio económico (Galbraith y Berner 2001).

Desgraciadamente, la propuesta del Marx maduro de remediar la desigualdad económica fue agudizar la desigualdad política: instaurar la llamada dictadura del proletariado para demoler el Estado procapitalista y estatizar los medios de producción e intercambio. Esa fue la gran paradoja del Marx político: abortó el comunismo moderno un cuarto de siglo después de concebirlo.

La receta de Marx fue ensayada en la Unión Soviética y sus satélites con los resultados conocidos: modernización relámpago, transformación de miseria en pobreza, educación masiva y reducción drástica de la desigualdad de ingresos, junto con el aplastamiento del individuo con la consiguiente alienación política, degradación ambiental y estancamiento cultural. La URSS no fracasó por practicar la célebre máxima socialista «A cada cual según sus necesidades, y de cada cual según sus capacidades» (Blanc 1847). Fracasó por estatizar los medios de producción en lugar de socializarlos; por ser opresivo, y por preferir la lealtad al mérito; por centralizar el poder en la clase política, la que a su vez se limitó al partido comunista y paralizó la economía y la cultura. Al enajenar a la mayoría, la dictadura seudosocialista careció de apoyo popular y, a la hora de su agonía, no encontró quien la defendiera.

Casi un siglo después de Marx, Escandinavia y luego las demás naciones de Europa Occidental forjaron un compromiso entre el capitalismo incontrolado y el estatismo sofocante, a saber, el llamado estado de bienestar o welfare capitalism. Contrariamente a las profecías de los fanáticos del mercado mal llamado libre, este régimen ha triunfado en todos los frentes: tiene una economía moderna y competitiva, una cultura vibrante, una política democrática y pacífica, y la más alta calidad de vida o desarrollo humano de la historia (v. UNDP 2006).

¿Cómo se alcanzó este alto nivel de civilización? Obviamente, no fue resultado de la llamada globalización, la que no es sino libre cambio a escala internacional y para beneficio de financistas y exportadores. Los historiadores saben que el estado de bienestar más avanzado, el sueco, emergió poco antes de la Gran Depresión de 1929. Este fue diseñado por la Escuela de Estocolmo, encabezada por los socioeconomistas Gunnar Myrdal, Bertil Ohlin y Knut Wiksell y fue construido por funcionarios estatales con el apoyo del partido socialista y de los sindicatos obreros y campesinos. Sin este apoyo y control de abajo, el régimen habría sido un frío engendro burocrático.

Mario Bunge

Fuente

http://www.laprensa.com.ar/368419-Se-puede-comprar-la-felicidad.note.aspx

BOLETÍN # 2 EL OFICIO DE SER PADRES

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HORAS DE PRÁCTICA

Luz Adriana Tirado

¿El genio nace o se hace? ¿Hay individuos que nacen con algún tipo de don? ¿La genialidad es heredada? ¿Es posible alcanzar el ingenio a través de la práctica y el trabajo sostenido? ¿Por qué es tan reducido el número de individuos que sobresalen en algún área, es decir, que desarrollan el talento? LEER MÁS…


HACERLO CON PASIÓN

Luz Adriana Tirado

¿Pasión? ¿Para qué me sirve? ¿Qué efectos tiene en mí accionar? ¿Cómo la descubro? ¿Cuál es su origen? ¿Cómo se relaciona con el talento? Si tú quieres; yo quiero compartir un rato contigo, mientras te cuento un poco acerca de lo que significa hacer las cosas con pasión, especialmente en el campo expresivo, es decir, en relación con el talento. LEER MÁS…


APREHENDER A SER PADRES: EL CAMINO HACIA LA HUMANIZACIÒN DEL HOMBRE

Andrés Granada

El oficio de ser padres es el único que dura toda la vida y para el que nadie esta preparado de antemano. Es una tarea de suma responsabilidad que va más allá de las cuestiones meramente cotidianas de la crianza. No existen recetas mágicas, ni basta con la lectura de unos cuantos libros o revistas sobre el tema. Ser padres significa asumir la formación de una creatura que algún día podrá convertirse en un verdadero SER HUMANO. LEER MÁS…


EL OFICIO DE SER PADRES

Andrés Granada

La crianza de un hijo implica dos tipos de tareas: las cotidianas y las cruciales. Las primeras se llevan a cabo de modo casi instintivo (cuidar, alimentar, vestir, asear, vigilar, etc). Las segundas requieren de un dominio especial. Mismo que la gran mayoría de quienes se embarcan en este oficio, difícilmente adquieren. Las tareas cruciales en la crianza de los hijos son formar y orientar, pero sobre todo, la tarea más importante de los padres es desarrollar afectivamente a sus hijos. LEER MÁS…


LA FALTA DE EXIGENCIA CONLLEVA A UNA CARENCIA DEL SENTIDO DE PERTENENCIA

Helman Yefren Eslava

Existe una serie de problemáticas sociales debido a la carencia del sentido de pertenencia, los más destacables son los que se desarrollan en la esfera pública, que a propósito pareciera estarse marchitando, llevando a que lo privado luzca más importante. Me refiero a las escuelas públicas, universidades, parques, instituciones políticas y demás entes relacionados con la administración estatal, lo que llamamos erróneamente público, puesto que el carácter de éste es más extenso. LEER MÁS…

EL OFICIO DE SER PADRES

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La crianza de un hijo implica dos tipos de tareas: las cotidianas y las cruciales. Las primeras se llevan a cabo de modo casi instintivo (cuidar, alimentar, vestir, asear, vigilar, etc). Las segundas requieren de un dominio especial. Mismo que la gran mayoría de quienes se embarcan en este oficio, difícilmente adquieren. Las tareas cruciales en la crianza de los hijos son formar y orientar, pero sobre todo, la tarea más importante de los padres es desarrollar afectivamente a sus hijos.

La Psicología Afectiva plantea que el desarrollo afectivo es lo central de la existencia humana.[1] De hecho, no hay nada más importante y determinante para la vida de una persona que desarrollarse afectivamente. Así lo han comprobado cientos de investigaciones en Salud Mental Positiva, los cuales han dado cuenta de que el desarrollo afectivo es la mayor causa de felicidad, lo mismo que las incompetencias afectivas causan la mayor infelicidad.

Desarrollarse afectivamente, significa adquirir competencias afectivas Intrapersonales (Autovalorar-se, Autoconocer-se y Autoadministrar-se); Interpersonales (Valorar al Otro, Conocer al Otro e Interactuar con el Otro -Destrezas Interpersonales-) y Sociogrupales. Competencias que se convierten en las herramientas necesarias y fundamentales para interactuar de forma adecuada con la familia, los amigos, la pareja, el trabajo y consigo mismo.

Miguel De Zubiria[2] –experto en Psicologia Afectiva- plantea que los padres deberían ser los tutores principales del desarrollo afectivo de sus hijos. En nosotros como padres recae la mayor responsabilidad en este duro oficio de formar a las siguientes generaciones. Tarea que por lo visto, cada vez se ha vuelto más compleja y generación tras generación, los nuevos padres ejecutan de una forma inadecuada y sin el compromiso característico de nuestros antepasados.

A esto debe sumársele unas nuevas realidades: los niños crecen solos, carecen de tutores afectivos, los padres abandonan su hogar, ha aumentado el número de madres solteras, mismas que deben asumir ambos roles, incluyendo el de salir a trabajar, dejando a su prole al cuidado de terceros o en instituciones donde no se forma y escasamente se educa.

La conclusión es muy sencilla. “Es buen padre quien contribuye con decisión a desarrollar afectivamente a sus hijos.”[3] No basta con ser un mero proveedor de recursos. Es necesario prepararlos para la vida real, dotarlos de herramientas que les permitan tener una mejor relación consigo mismo, con los demás y con la sociedad en general.

Por eso desarrollar afectivamente a los hijos, es la tarea crucial de los padres. Ese es nuestro verdadero oficio. Ni más, ni menos.

Referencias:

[1] De Zubiria, Miguel “Ser Mejores Padres I: Conozco el desarrollo afectivo de mis hijos” Fundación Internacional de Pedagogía Conceptual Alberto Merani. Bogotá. 2010.

[2] Ibid

[3] Ibid


APREHENDER A SER PADRES: EL CAMINO HACIA LA HUMANIZACIÒN DEL HOMBRE

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“El hombre es el único ser que al nacer no sabe nada, que no puede aprender sin ser enseñado. No puede hablar, ni caminar, ni comer; en pocas palabras, no puede hacer nada únicamente con el apoyo de la naturaleza, más que llorar.”

Plinio, 70 dc

El oficio de ser padres es el único que dura toda la vida y para el que nadie esta preparado de antemano. Es una tarea de suma responsabilidad que va más allá de las cuestiones meramente cotidianas de la crianza. No existen recetas mágicas, ni basta con la lectura de unos cuantos libros o revistas sobre el tema. Ser padres significa asumir la formación de una creatura que algún día podrá convertirse en un verdadero SER HUMANO.

Los hijos no son una propiedad, simplemente son prestados, son puestos en nuestro camino para ser formados y convertidos en seres humanos. La pregunta entonces es ¿Sabemos como hacerlo? Desafortunadamente, en ninguna parte nos enseñan, la gran mayoría repetimos la forma como fuimos criados por nuestros padres, con sus defectos y sus virtudes.

Otras instituciones, como la iglesia, la escuela y el Estado no se preocupan verdaderamente por enseñarles a las personas a desempeñarse óptimamente en este rol. En el caso de la iglesia, dictan unos cursillos pre-matrimoniales que más parecen un sermón que una útil enseñanza. En la escuela no se han tomado en serio la tarea, salvo contadas excepciones, son muy pocos los centros educativos que colaboran articuladamente con los padres de familia en la humanización de esos individuos aspirantes a SERES HUMANOS. Y el Estado? Ni se diga. No se conoce ninguna política pública destinada a promover esta enseñanza.

De modo pues que en este siglo XXI deben surgir centros especializados en asumir esta tarea. No se puede seguir esperando la acción de instituciones estáticas que ni saben y al parecer no están interesadas en comprender la magnitud de esta responsabilidad. Así las cosas, los padres de familia han de tener una actitud proactiva y ponerse la camiseta en la formación de sus hijos y el primer paso es educarse (o reeducarse, quizás?) al respecto.

Sin lugar a dudas, la principal tarea de los padres es humanizar a sus hijos, bloquear ese instinto natural que nos hermana con nuestros cercanos primates y que nos hace preferir satisfacer en exceso nuestras necesidades biológicas (comer, beber, dormir, sexo) por encima de las necesidades humanas (la autorrealización, la trascendencia) Para el primer tipo de necesidad solo basta con existir, la segunda en cambio, requiere dedicación, voluntad y esfuerzo. Cualidades que no hacen parte de nuestra dotación al nacer y que junto con otras vienen a constituir lo que desde la Pedagogía Conceptual se denominan como las ENSEÑANZAS HUMANAS y de paso, se convierten en las principales tareas de los padres.

Según Miguel de Zubiria Samper, dichas enseñanzas humanas son de orden tecnológico, afectivo e intelectual. A la fecha, se ha experimentado con diferentes métodos para proporcionar estas enseñanzas, lo mismo que se han identificado diferentes estilos de padres, los cuales a su vez, producen cierto tipo de hijos.

Pues bien, en esta línea de reflexión dedicada a promover la importancia de aprender a ser padres, se dará cuenta de cuáles son esas enseñanzas humanas. Revisaremos los diferentes estilos de crianza ejercidos por los padres, y las consecuencias psicológicas que trae para los hijos cada uno de estos estilos. Teniendo siempre presente que la principal tarea de los padres es formar SERES HUMANOS. Si aprehendemos a hacerlo, el aporte para la HUMANIDAD será incalculable y las próximas generaciones nos lo agradecerán.

 

 

HACERLO CON PASIÓN / Luz Adriana Tirado

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“Nada grande se ha hecho en el mundo, sin una  gran          pasión.”

Friedrich Hegel


¿Pasión? ¿Para qué me sirve? ¿Qué efectos tiene en mí accionar? ¿Cómo la descubro? ¿Cuál es su origen? ¿Cómo se relaciona con el talento? Si tú quieres; yo quiero compartir un rato contigo, mientras te cuento un poco acerca de lo que significa hacer las cosas con pasión, especialmente en el campo expresivo, es decir, en relación con el talento.

Reconozco que en mi caso personal, descubrir y reafirmar mi verdadera pasión (leer, escribir, departir y compartir lo que aprendo contigo) me ha tomado tiempo, y esto se debe principalmente a que no empecé a desarrollar mi talento desde la niñez. Te preguntarás ¿qué tiene que ver el talento? como te parece que descubrir el talento a temprana edad y empezar a desarrollarlo, es crucial, pues de eso depende que la persona se dedique a hacer lo que realmente le gusta, y por lo tanto, lo haga con pasión. Así, no tendrá que verse en la necesidad de ocupar su tiempo haciendo lo que le toca para “ganarse la vida.”

¿Pero que es la pasión? el pensador español José Antonio Marina define pasión como: sentimientos intensos, vehementes, tendenciales, con un influjo poderoso sobre el comportamiento.[1] El diccionario de la lengua española dice  que pasión es la inclinación o preferencia muy viva por algo. Y yo digo, -adicional a lo anterior- basada en la teoría de Miguel De Zubiría,[2] que hay cuatro tipos de pasión desde el punto de vista del talento, a saber, Pasión Manipulativa, Pasión Empática, Pasión Cognitiva y Pasión Comunicativa. Cada una correlacionada con un tipo de talento. Cuatro tipos de pasión relacionadas con un tipo de talento, ¿eso qué quiere decir? Permíteme explicarte brevemente.

Todas las personas nacemos con un talento potencial; lo que ocurre, es que ese potencial talento por diferentes factores externos, generalmente sólo logran desarrollarlo unos cuantos. Pero si tú,  al igual que yo, tienes hijos y estas interesado(a) en desarrollarles su talento a tiempo, y en lograr que se apasionen con lo que hacen, la siguiente reseña sobre  los tipos de talentos te va a ser de gran utilidad.

Miguel De Zubiría plantea los siguientes tipos de talento: práxico, psicológico y conceptual. El Talento Práxico se divide en Deportivo, Técnico y Tecnológico (ingeniero, médico, zootécnico, agronómico) este talento se  correlaciona con la Pasión Manipulativa. Es decir, quien cuenta con este tipo de talento gusta de manipular y procesar objetos materiales y naturales (piedras, plantas, árboles, cosechas, ríos) u objetos tecnológicos  (aljibes, puentes, viviendas, edificios, relojes, etc). Se apasiona por este dominio quien dispone de interés instrumental.

El Talento Psicológico se divide en Intrapersonal (autoreflexivo), Interpersonal (terapéutico, liderazgo, psicológico) y Grupal (educativo, comunicativo, comercial, empresarial) este talento se correlaciona con la Pasión Empática. En otras palabras, quien tiene este tipo de talento procesa información de otras mentes (de otras personas y de sí mismo), bien sea para ayudarles (psicoterapeutas, terapeutas, médicos, conferencistas), o para educarlos, comunicarles, venderles. Es normal que se apasione por este talento, quien dispone de intereses empáticos, quien guste de leer la mente del otro.

Y por último, se encuentra el Talento Conceptual, este se divide en Científico y Artístico. El Científico a su vez se subdivide en Formal (lógico, matemático, filosófico), Natural (físico, químico, biológico) Social (antropológico, sociológico, político, geográfico, histórico, pedagógico), este talento se correlaciona con la Pasión Cognitiva. Y el Artístico se subdivide en Literario (novelístico, narrativo, poético, teatral, cineasta), Plástico (pictórico, escultórico, fotográfico) en este caso el  talento se correlaciona con la Pasión Comunicativa. Entonces, quien posee un talento de tipo conceptual siente afinidad por abstracciones, pensamientos, leyes, sistemas conceptuales, teorías, a nivel matemático, biológico, histórico etc, y/o entidades artísticas de tipo musical, teatral, pictórico, escultural entre otras. Se apasiona por este dominio quien dispone de interés cultural.[3]

Grosso modo, en esto consiste la relación Pasión–Talento. La importancia radica en que, en cuanto se explore, identifique, desarrolle y profundice el talento a temprana edad, se hace posible que el individuo se <<apasione>> con lo que hace, en tanto que, hace lo que realmente le gusta. Permitiéndose de esta forma, encontrarle  <<Sentido a la Vida>>, y por lo tanto,  ser menos propenso a caer en estados de depresión, apatía frente a la vida, conductas suicidas, violentas, acciones delincuenciales y otros tantos trastornos psicológicos y patologías sociales que bien podrían  evitarse en gran medida, sí tan sólo se re-pensara, se  re-evolucionara  el sistema educativo industrial actual. Es despiadado y hasta perverso, someter al estudiante a pasar once años de su vida (cursando la primaria y el bachillerato) recibiendo educación cada vez más obsoleta. La prueba de esto, es que la gran mayoría de los bachilleres, una vez graduados, repiten al unísono  ¡¡no sé hacer nada!! y como no saben hacer nada, salen a engrosar las filas de los desempleados.

Basta con imaginar lo que ocurriría, si esos once años se utilizarán en explorar, identificar, desarrollar y profundizar el talento de los estudiantes. El resultado sería más que bueno; teniendo en cuenta que el talento se desarrolla luego de 10.000 horas de práctica (como bien lo señala Miguel De Zubiría), se puede afirmar que el estudiante tendría tiempo más que suficiente para ser todo un <<talento creativo>>. Como corolario se obtendrían jóvenes apasionados en su quehacer, dedicados a  <<vivir la vida>>,  jóvenes que trabajan en lo que les gusta, que generan recursos a partir de su pasión, que contribuyen comprometidamente con el desarrollo de su comunidad  y por qué no, jóvenes que ya recorren el camino hacia el logro de la autonomía.

Tristemente, en la mayoría de los casos quienes son  directamente responsables de explorar, identificar y contribuir con el desarrollo del talento en los primeros años de vida; no saben cómo hacerlo o suelen mostrarse indiferentes. Por un lado esta la responsabilidad de los padres, quienes debido a su ajetreado estilo de vida -propio del perverso sistema industrial- no tienen tiempo para compartir con los hijos, ni muchos menos pueden tomar consciencia de la importancia de ayudarles a descubrir y desarrollar el talento a tiempo. Y por otro lado, está la responsabilidad del sistema educativo, el cual,  por estar concebido bajo el esquema industrial, coarta la creatividad y el entusiasmo del niño(a) al condenarlo a permanecer durante once años recibiendo educación homogeneizada, que tan sólo le ofrece una única y limitada posibilidad (ser bachiller), sin tan siquiera, permitirle explorar en un marco de diferentes posibilidades, que garantice una elección mediada por la pasión y el talento de cada quien.

Resulta de vital importancia tomar acciones al respecto, y en vista que el actual sistema educativo no tiene en sus planes a corto plazo replantear el modelo; somos los padres quienes debemos asumir la responsabilidad de explorar, descubrir y desarrollar a tiempo el talento de nuestros hijos.

Pensando en esto, EL TALLER: CENTRO DE FORMACIÓN AFECTIVA te brinda la oportunidad de aprehender cómo desarrollar a tu hijo(a) a nivel afectivo, cognitivo y expresivo. Y de igual forma, cómo hacer para que se dedique a vivir de su talento y por lo tanto, se apasione con lo que hace. Es decir, a hacerlo con Pasión.

 

HORAS DE PRÁCTICA / Luz Adriana Tirado

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“El genio es 10% inspiración y 90% transpiración”

Thomas Alba Edison

¿El genio nace o se hace? ¿Hay individuos que nacen con algún tipo de don? ¿La genialidad es heredada? ¿Es posible alcanzar el ingenio a través de la práctica y el trabajo sostenido? ¿Por qué es tan reducido el número de individuos que sobresalen en algún área, es decir, que desarrollan el talento?

Una de las principales responsabilidades, que deberíamos asumir las personas que tenemos hijos; es la de explorar, identificar y desarrollar el talento en nuestros hijos (as). Pues como es bien o mal sabido, todos nacemos con un potencial talento, el quid del asunto consiste en detectar y desarrollar dicho talento a temprana edad. Tomar consciencia de esto, resulta determinante para la vida de esas personitas tan importantes para nosotros, pues en gran medida, nuestra tranquilidad depende de si ellos son felices o no.

Bueno, por fortuna, tenemos la posibilidad y la forma de asegurarles a nuestros hijos <una vida con sentido>; esto se logra en la medida que los respaldemos, permitiéndoles acumular las horas de práctica necesarias para que desarrollen su potencial talento. De esto, quiero hablarte en el presente artículo. ¡¡Sigue leyendo!!

Son muchos los imaginarios y especulaciones que giran en torno a la capacidad que presentan algunas personas para crear, innovar, mostrar desempeño excepcional, fluidez, genialidad, virtuosidad y pasión por lo que hacen. Lo cierto, es que todo esto se debe al trabajo sostenido, la dedicación, el esfuerzo y a la acumulación de mínimo 10.000 horas de práctica. Así lo demostraron estudios realizados por un grupo de investigadores, dirigido por el psicólogo e investigador  de la creatividad y  los estados de flujo Mihaly Csikszentmihalyi.

Este grupo de investigadores, se dieron a la tarea de estudiar la historia de cientos de talentosos, para cuantificar cuánto tiempo invirtieron en su preparación. Los estudios arrojaron los siguientes resultados:

·         Dominar los fundamentos de la disciplina exige 3.000 horas

·         Alcanzar un dominio medio 5.000 horas

·         Conquistar el umbral de competencia notable 10.000 a 20.000 horas[1]

Las biografías de personajes que  han logrado la maestría o que son considerados genios, siempre coinciden en un aspecto; todos sin excepción, han dedicado horas y horas de su tiempo a practicar. No se conoce ningún caso, en el que una  persona con desempeño sobresaliente en un determinado campo, haya tenido alguna aptitud superhumana o algún don extraordinario. El secreto siempre ha sido el mismo, la acumulación de horas de experiencia mediante la práctica. Es esto, lo que les ha permitido sobresalir y tener un desempeño superior al promedio. En definitiva, aunque suene a verdad de perogrullo hay que reafirmarlo, la práctica hace al maestro.”

En este caso, para la muestra no hay un botón, sino uno de los más grandes inventores de la historia, veamos el  caso de Thomas Alva Edison. Este personaje considerado genio, es un claro ejemplo de lo antes expuesto.

Su experiencia en la escuela fue demasiado breve: duró sólo tres meses, al cabo de los cuales fue expulsado de las aulas. Su maestro alegó falta absoluta de interés y una torpeza  más que manifiesta, comportamientos que no eran ajenos a una sordera parcial que obtuvo como secuela de un ataque de escarlatina.

Su madre, Nancy Elliot, que había ejercido como maestra antes de casarse, asumió la educación del joven, tarea que desempeñó con mucho talento, ya que consiguió inspirar en él, aquella curiosidad sin límites que sería la característica más destacable de su carrera. Empezó a dedicar horas de práctica en su campo, tras la lectura de un libro que Nancy le proporcionó, titulado Escuela de filosofía natural, de Richard Green Parker; tal fue su fascinación que quiso realizar por sí mismo todos los experimentos y comprobar todas  las teorías que contenía. Ayudado por su madre, instaló en el sótano de su casa un pequeño laboratorio convencido de que iba a ser inventor.

Palabras más, palabras menos, luego de muchas horas de práctica Alva Edison llegó a ser quien fue. Se sabe que patentó más de mil inventos y que durante su vida adulta patentaba uno cada quince días. Solía decir que genialidad y creatividad se consiguen con mucho esfuerzo y perseverancia, que “el genio es 10% de inspiración y 90% de transpiración.” También acostumbraba a utilizar la frase “el secreto consiste en trabajar de firme.” De hecho, se puede afirmar que su principal virtud radicaba en su descomunal capacidad de trabajo. Incluso tras sus primeros éxitos continuó trabajando con el mismo ahínco y dedicación de siempre. Pero lo más sorprendente de su carácter era su invulnerabilidad ante el desaliento. Ningún contratiempo era capaz de desanimarlo.

Todos sus inventos eran patentados y explotados de inmediato y no tardaban en producir utilidades. Su fama se propagó por el mundo a medida que la luz eléctrica se imponía. En los años veinte, sus conciudadanos lo señalaron en las encuestas como el hombre más grande de los Estados Unidos. Hasta el congreso contribuyo con su fama, al afirmar que Thomas Alva Edison, había añadido un promedio de treinta millones de dólares al año a la riqueza nacional, por un periodo de medio siglo. Hay quienes afirman que nunca antes se había evaluado con tal exactitud algo tan intangible como el genio.[2]

Por otro lado, cambiando el hilo conductor pero no el tema; es adecuado tener en cuenta que, si bien es cierto, en ocasiones la predisposición genética influye en la afinidad que se pueda tener con un área determinada, si no se dedica el tiempo suficiente para que ese potencial talento se desarrolle, (10.000 horas – 5 a 10 años) sencillamente ¡no ocurre nada!.

El investigador Csikszentmihalyi[3] sugiere que cada uno de nosotros tiene fuerzas y predisposiciones particulares que nos hacen más sensibles a una dimensión de la realidad que a otras. Pero, una vez más, una iniciación temprana y la oportunidad de dedicarse a un campo particular son esenciales para desarrollar el potencial heredado.

En lo relacionado con el acompañamiento que debemos hacer los padres a nuestros hijos, durante el proceso de exploración, identificación y desarrollo del talento; Csikszentmihalyi, basado en casos de personajes talentosos como Vera Rubin (que con menos de diez años decidió que debía ser astrónoma); E. O. Wilson, (probablemente la persona que más sabe en el mundo sobre hormigas, comenzó sus estudios cuando tenía seis años); o György Faludy (quien sabia que era poeta desde la escuela primaria), menciona que los padres en ninguno de estos casos empujaron a sus hijos a estudiar alguna disciplina: el interés espontáneo del niño fue lo que condujo a la dedicación.[4]

<<El papel de los padres estaba limitado a proporcionar oportunidades, a tomar en serio el interés del niño, como cuando el padre de Vera Rubin ayudó a su hija a construir un telescopio. Si los padres hubieran sido más dirigistas, es improbable que la dedicación del niño hubiera llegado muy lejos.>>[5]

La razón por la cual, es tan reducido el número de personas que logran desarrollar el talento, obedece a dos causas principales: la primera, el modelo del sistema educativo industrial esta diseñado para producir obreros en masa, por esta razón se limita a brindar una educación homogeneizada, igual para todos, sin tener en cuenta el interés, las aptitudes y  los gustos particulares del estudiante. Y la segunda, generalmente, los confiados y muchas veces resignados padres, enajenan su responsabilidad a la escuela y prestan poca o ninguna atención a los intereses genuinos del niño; se limitan a obligarlo  a asistir y cumplir con lo que la escuela le impone. Esto da como resultado: cada vez más jovencitos frustrados, que no le encuentran sentido a la vida por no saber para qué son buenos, por no lograr apasionarse con lo que hacen.

En suma, lo realmente importante y relevante para desarrollarse a nivel expresivo, o mejor dicho, para desarrollar el talento, no se encuentra al interior de las aulas, se encuentra al enfrentarse cara a cara con la disciplina o actividad de interés, y en empezar a acumular horas y horas de práctica. Cualquiera puede convertirse en un genio, en un personaje talentoso, creativo, si le dedica el tiempo y las horas de práctica necesarias.

Por último, si te interesa apoyar a tu hijo para que desarrolle el talento, es necesario que tú y tu hijo (a) tengan claro cuál es ese talento potencial con el que cuenta, para esto, te invito a darle un vistazo a un artículo que escribí hace algún tiempo, titulado <Hacerlo con pasión> en este artículo se relacionan en detalle los tipos de talento.

 

Referencias:


[1] De Zubiría Miguel. Psicología del talento y la creatividad. Fundación de Pedagogía Conceptual Alberto merani.

[2] Tomado y adaptado de Biografias y vidas.com

[3] Csikszentmihalyi Mihaly. Creatividad. El fluir y la psicología del descubrimiento y la invención. Paidos. Pág.378

[4] Ibid. Pág. 372

[5] Ibid. Pág. 372

 

 

LA FALTA DE EXIGENCIA CONLLEVA A UNA CARENCIA DEL SENTIDO DE PERTENENCIA / Helman Yefren Eslava

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Existe una serie de problemáticas sociales debido a la carencia del sentido de pertenencia, los más destacables son los que se desarrollan en la esfera pública, que a propósito pareciera estarse marchitando, llevando a que lo privado luzca más importante. Me refiero a las escuelas públicas, universidades, parques, instituciones políticas y demás entes relacionados con la administración estatal, lo que llamamos erróneamente público, puesto que el carácter de éste es más extenso. Así mismo las instalaciones de dichos entes son constantemente maltratados como lo son casos específicos de colegios y universidades donde no hay una organización adecuada y respetuosa para el uso de canales expresivos; paredes y baños son libros de protesta. Como si esa transgresión del orden cambiara las mentes de los ciudadanos. Las basuras en los parques públicos, la mediocridad en la educación, el desperdicio de los desayunos por parte de los niños que el distrito les regala y la corrupción que se permite nacer en ambientes administrativos facilistas, característicos de instituciones que gestionan el bien público en este país; son problemáticas que nos hacen pensar qué es lo privado y es así como este se entiende como la dinámica capitalista del mercado y donde posiblemente se desarrolla más sentido de pertenencia, ay que hay un dueño privado que se apropia de ese espacio. El trabajo y el interés son exclusivos de esta dinámica de mercado produciendo desarrollo y producción, justificando el proceso de privatización de empresas.

Ahora bien, los parques cuando son de todos, es decir públicos, creemos que no son de nadie. Se evidencia entonces una falta de sentido de pertenencia hacia el bien común. Considero entonces que no debe dejarse la manifestación del sentido de partencia solamente a la dinámica de la distribución de la riqueza, me apropio de algo solo cuando gano algo en términos de mercado, hay que pensar desde la crianza en abordar este sentido.

Desde este punto de vista, y como posible causa, es necesario tener en cuenta el grado de exigencia que se ha visto alterado en la crianza hoy en día de los niños. Tal vez te preguntes ¿Cuál es la relación entre exigencia y sentido de pertenencia? Ya mencioné antes como la exigencia, que parece exclusiva de la dinámica capitalista de mercado, o sector privado,  permite la apropiación de algo. A nivel social, la exigencia produce esfuerzo y es también por medio  de esta que se valoran las cosas. Es cierto que hay que exigir al niño desde pequeño a organizarse, a valorar las cosas, a conocer el esfuerzo hacia las mismas. Además se ve que los países con carencia de recursos naturales que se ven obligados a conseguir su desarrollo con trabajo disciplinado como Japón, evidencian un sentido de pertenencia hacia al bien común muy desarrollado, lo notamos en su avance científico y económico, organización social y arquitectónica, mientras que los países con muchos recursos naturales que obtienen su riqueza más fácilmente generan un nivel bajo de exigencia para su desarrollo, como Venezuela, que tienen una amplia cobertura de la administración estatal pero con niveles de pobreza, corrupción y mal uso de la gestión de alimentos que, someramente pensamos, no debería ser así en relación con su riqueza. Además, en términos de crianza, la exigencia considera la responsabilidad (el hijo responsable valora, conoce y cumple sus deberes y normas sociales[i]) y el respeto (el hijo respetuoso reconoce y acata las figuras de autoridad[ii]) como virtudes fundamentales; competencias socio grupales, desarrolladas dentro de la formación afectiva que brindamos en El Taller.

¿Por qué se ha alterado el nivel de exigencia en la crianza de los niños? Existen dos tendencias sumamente influyentes en la crianza de los niños hoy en día, que menciona el Maestro Miguel de Zubiria en su libro Ser mejores padres, las cuales, una se fundamenta en la permisividad (o libertad), la otra en la exigencia. Cada una tiene una razón justificada de ser. En la primera, los padres conciben el autoritarismo como un factor que coarta la iniciativa, espontaneidad, placer y felicidad que debe vivir un niño (el papa moderno). La segunda, conoce la autoridad como una introducción al niño a la vida social y participación exitosa por medio del cumplimiento de normas y leyes. En el primer caso, este movimiento ha obedecido a un interés influenciado, principalmente, por movimientos como el hippie, que niegan la existencia de normas y leyes sociales, más que la felicidad y la fraternidad, porque en definitiva, afirman, el orden social, con sus normas y leyes, mantienen una estructura desventajosa en el mundo.

Desde este punto de vista cualquier institución social es descalificada, no tiene poder, todos somos iguales y no hay nadie por encima de otro. Incluso los políticos, juristas, policías, párrocos y padres de familia, ninguno tiene la autoridad de aplicar normas, no hay mas restricción que la libertad ajena, pero el descubrimiento de la misma tiene que ser natural, el niño tiene el potencial para saberlo solo, el padre es un guía, como lo es el profesor un facilitador, todo debe ser escogido por el aprendiz por eso se “flexibiliza”, en todo el sentido de la palabra, la academia. El dilema se complica cuando vemos que existe un número bastante considerable de genios que se salieron del sistema educativo y muchas veces social porque no les daba lo que ellos querían, eran considerados problema porque no seguían normas,  lo que ha servido para muchos como una justificación para replantear la exigencia. Y, para cualquier pensador, ciudadano o padre de familia, resulta muy seductor entonces la práctica de la no-autoridad. Entonces, este proceso de “pérdida de valores” con el que coinciden un amplio sector de padres tradicionales, lo podemos ver como un proceso de replanteamiento de normas, en la convivencia familiar principalmente, cuestionando los modelos de autoridad. El hijo entonces, no ve una autoridad en el padre, ve un amigo en el desarrollo que él mismo está en capacidad de asumir. Entonces, ¿Qué importancia tienen los modelos de autoridad? Y así mismo ¿Qué importancia hay sobre la exigencia?

En este punto quiero relatar un caso que no se escapa de esta línea argumental y que me parece muy pertinente nombrar: El maestro Miguel de Zubiria, reconocido mundialmente por su modelo  de pedagogía conceptual y estudios en psicología y afectividad, nos compartió al grupo inicial de El taller: Centro de formación afectiva, su experiencia de vida al respecto. El también era un estudiante rebelde, lo expulsaban de las instituciones donde estudiaba, porque era un niño problema para cualquier profesor que compartía espacio académico con él. A sus quince años, nos contaba, tenía algunos vicios, no era un comportamiento ejemplar para la sociedad, había leído muchísimo a esa edad, me acuerdo que mencionó que era muy interesado en la política y la economía, pero siempre tenía la libertad de escoger qué leer, cuándo y dónde quisiera hacerlo. ¿Qué pasa entonces con su concepción de modelos de  autoridad?, ¿Cómo llegó a ser lo que es hoy? sorprendentemente reconoce y defiende que los modelos de autoridad son algo imperativo en las relaciones sociales y en la crianza de los niños. Esto debido a que su éxito no se lo debe tanto a esa influencia “libertaria” que le dio su estudioso y destacado padre sino, en su gran mayoría, a la exigencia de personas que de alguna manera encaminaron con disciplina y afecto todo ese talento, entre ellos su esposa y Alberto Merani.

Está claro que debe haber un equilibrio entre estas dos tendencias de crianza: exigencia y permisividad. Sin embargo, estamos ante una serie de problemáticas sociales que estamos viviendo, entre ellas la que estoy desarrollando de la falta de sentido de pertenencia. Es aquí donde una de las fortalezas de El Taller: centro de formación afectiva ofrece un catálogo de servicios en cursos, talleres y conferencias acerca de la crianza y el trabajo de destrezas afectivas entre ellas la responsabilidad para el fomento de sentido de pertenencia.

Me parece importante cerrar mencionando el papel que podría tener la formación deportiva. Hay cosas que replantear en cuestiones de normas sociales, pero lo indispensable es que tienen que existir, el niño tiene que criarse en ellas. Yo pienso que por medio del deporte, una experiencia caracterizada por ser lúdica, espontanea, libre, desinteresada y sobre todo placentera, puede generar un sentido de compromiso y pertenencia del estudiante hacia el entorno, no solo por el proceso de catarsis sino también al concientizar de la existencia de un sistema independiente de leyes que llaman a la autorregulación y autoadministración. Esto acompañado de un proceso exigente y disciplinado de padres y profesores hacia la importancia del juego limpio, la no-violencia y la seguridad en el mismo pueden decantar en una concepción solida del sentido de pertenencia.

Helman Yefren Eslava

Licenciado en Educacion Fisica, Recreación y Deporte.


[i] DE ZUBIRIA SAMPER, Miguel. Ser mejores padres II, Mentefacto responsabilidad, Legis S.A., 2010, p.26

[ii] Ibíd.

LO QUE SOMOS NOSOTROS

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Con este texto nos queremos presentar. Pero no deseamos exponerte una vacía misión, ni una rimbombante visión. ¿Para qué hacer lo que todo mundo hace? Preferimos más bien mostrarte lo que Somos Nosotros, nuestro Concepto. Lo haremos desarrollando brevemente las siguientes cinco proposiciones. Decimos “brevemente” porque a cada una de ellas le dedicaremos un articulo completo.

Somos un Taller y nos dedicamos a la Formación Afectiva

Somos un Taller porque aquí aprehendemos haciendo. Porque utilizamos el método de ensayo y error para mejorar nuestros quehaceres. Porque no separamos la teoría de la práctica. Porque nos esmeramos en hacer las cosas bien hechas. Porque nos apasiona lo que hacemos. Porque podemos demostrar lo que somos y sabemos. Porque adquirimos y desarrollamos habilidades que nos permiten mejorar nuestra base de conocimiento y nuestra competitividad (escribir, investigar, pensar, crear, innovar, enseñar, conversar…) Y porque hacemos del trabajo algo bueno en si mismo y no sólo un medio de vida.

También somos un Taller porque emulamos la estructura de los talleres medievales y preindustriales. Aquí empezamos como aprehendices, ascendemos a oficiales y por último nos convertimos en maestros. No nos identifican etiquetas “profesionales”, de hecho, para ingresar al Taller y vivir esta experiencia única, no es requisito traer un titulo bajo el brazo. Basta con la buena voluntad, la disposición de hacer y de aprehender haciendo.

Aquí somos artesanos del conocimiento. Nuestra materia prima es toda la información que tenga que ver con la Afectividad Humana; la procesamos y luego la convertimos en conocimiento relevante para ser transmitido a través de nuestros actos de Formación Afectiva.

Nos dedicamos a la Formación Afectiva, es decir, nuestro trabajo está encaminado en ayudar a las personas a desarrollarse afectivamente; adquirir herramientas que les permita tener una mejor relación consigo mismo, con los otros y con los grupos en lo que participe.

Tenemos como propósito procurar la Felicidad de las personas a través de la Formación Afectiva

¿Existe algo más importante que la Felicidad? En absoluto. Nuestra vida gira en torno a esta palabra, hasta hace poco mal entendida y tergiversada. Hoy, gracias a numerosas investigaciones científicas provenientes de la Psicologia Positiva, la Psicologia de la Felicidad, la Psicología Afectiva y la Bioquímica, es posible establecer con claridad en que consiste la Felicidad y como se puede construir.

Y éste es precisamente nuestro propósito central. Lograr que a partir de toda esa cantidad de conocimientos -convertidos en Formación Afectiva– cada día más personas aprendan Qué es realmente la Felicidad, Cómo se construye y que beneficios trae para la existencia.

Sabemos que con Formación Afectiva podemos desarrollar Competencias Afectivas Interpersonales, Sociogrupales e Intrapersonales, que nos ayuden a fortalecer nuestros vínculos y con ello a producir de modo natural las sustancias bioquímicas necesarias para procurarnos Bien-Estar, Satisfacción y Felicidad.

La Felicidad, la Satisfacción y el Bien-Estar, pasa por tener unas buenas relaciones con los otros, los grupos y consigo mismo. La naturaleza premia eso. Cuando una persona tiene muy buenos vínculos, su cerebro libera sustancias como la dopamina, la oxitocina, la endorfina y la serotonina; neurotransmisores que estimulan naturalmente a las personas y que le producen esos anhelados estados.

Estamos convencidos que gracias a la Formación Afectiva podemos ser mejores Padres, Parejas, Amigos, Trabajadores y Personas.

La Formación Afectiva nos permite desarrollarnos afectivamente y desempeñar muy bien cada uno de nuestros roles. Podemos ser mejores padres porque tendremos clara cual es nuestra misión y poseemos las herramientas para formar a nuestros hijos. Como parejas porque aprendemos a elegir, profundizar, desconflictuar y terminar nuestros vínculos íntimos. Como amigos porque aprendemos a reconocer la importancia de la amistad y a fortalecer estos vínculos. Como trabajadores porque aprendemos a disfrutar lo que hacemos y como personas porque le encontramos sentido a la existencia.

Cumplimos con nuestro propósito a través de Actos Formativos como Conferencias, Talleres, Seminarios, Cursos, Jornadas de Formación Afectiva y Diplomados.

En El Taller actualmente tenemos tres líneas de trabajo: El Oficio de Ser Padres, Parejas Felices y Empresas Humanas. Cada una de ellas la desarrollamos a través de actos formativos que tienen como base la Psicología Afectiva, la Pedagogía Afectiva y la Pedagogía Conceptual.

Cada acto formativo es diseñado a partir de la necesidad de la comunidad respectiva y de los temas centrales que se plantean en cada línea de trabajo.

Está demostrado que la Formación Afectiva es una excelente estrategia de Prevención

La Formación Afectiva sirve para prevenir la violencia intrafamiliar, escolar; el maltrato infantil, la soledad, la depresión y el suicidio y demás psicopatologias relacionadas con la falta de destrezas Interpersonales, Sociogrupales e Intrapersonales

 


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BOLETÍN # 1 EL OFICIO DE SER PADRES

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EDITORIAL

LA FORMACIÓN AFECTIVA DE NUESTROS HIJOS: UNA TAREA INAPLAZABLE

Andrés Granada

En El Taller tenemos como propósito “Procurar la Felicidad de las Personas a través de la Formación Afectiva”. Los hijos, indudablemente son una gran fuente de felicidad, sobre todo, cuando están pequeños y nos alegran la existencia con su sonrisa, sus ocurrencias, ingeniosidades y nuevos aprendizajes, en fin, día tras día nos motivan a luchar, a seguir adelante a pesar de los avatares de la cotidianidad. Nadie duda que compartir la vida con los hijos produce una gran felicidad. Leer más…

LO QUE HAY QUE APREHENDER PARA SER MEJORES PADRES

Andrés Granada

Lo que voy a compartir contigo en este artículo es más importante incluso que la piedra filosofal, esto no lo aprenderás jamás en una universidad, nunca te lo van a contar en los grandes medios de comunicación, algunos profesores que mantienen y legitiman el sistema educativo industrial no tienen ni idea de esto, ellos están programados, parecen robots. Leer más…

SOMOS GRACIAS AL JUEGO: CRIANZA A PARTIR DE LA LÚDICA

Helman Yefren Eslava

Francesco Tonucci, en su obra “La Ciudad de los Niños”, afirma que los aprendizajes más importantes del individuo se han dado antes entrar por primera vez a la escuela, pero al mismo tiempo se carece de maestros, programación y conocimientos específicos a la hora de abordar esta etapa tan importante de la vida. Leer más…

 

LA IMPORTANCIA DEL SUEÑO EN NUESTROS HIJOS PEQUEÑOS

Sandra Mújica

Con el agitado ritmo de vida, el tiempo para compartir con los hijos se hace cada vez más corto. Los horarios intensivos del trabajo de los padres, la organización del espacio y la economía del hogar, las compras, el gimnasio, el momento de esparcimiento con amigos y otras actividades de la cotidianidad generan nuevas dinámicas familiares, donde los hijos se acogen a esa regularidad u optan por buscar a sus padres en el poco tiempo que tienen para ellos. Leer más…

 

SER MEJORES PADRES ES CRIAR MEJORES HIJOS

Pilar Rodriguez

Examinando el número en aumento de niños y jóvenes que presentan problemas por la falta de desarrollo afectivo, es evidente que terminan convirtiéndose en seres inválidos socialmente, quedando en manos de los padres toda la responsabilidad. Leer más…

EL OFICIO DE SER PADRES: LO QUE PODEMOS HACER POR TI

Nuestros Servicios

Dada la urgencia que tiene nuestra sociedad de Formar a sus nuevas generaciones, en El Taller le hemos dado prioridad a la línea de trabajo “El Oficio de Ser Padres”. Sin lugar a dudas, son los padres quienes tienen la principal responsabilidad en la Formación de sus hijos, y como tal, deben contar con herramientas que les ayuden en esta titánica labor. Leer más…

 

 

EL OFICIO DE SER PADRES: LO QUE PODEMOS HACER POR TI

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Dada la urgencia que tiene nuestra sociedad de Formar a sus nuevas generaciones, en El Taller le hemos dado prioridad a la línea de trabajo “El Oficio de Ser Padres”. Sin lugar a dudas, son los padres quienes tienen la principal responsabilidad en la Formación de sus hijos, y como tal, deben contar con herramientas que les ayuden en esta titánica labor.

Labor que nunca termina, y que requiere de una orientación permanente a lo largo del crecimiento de los hijos.

Las bases teóricas de esta línea de trabajo provienen de la Psicología Afectiva. Específicamente de la propuesta del Psicologo y Pedagogo colombiano Miguel De Zubiria Samper, quien con su serie “Ser Mejores Padres” hace una contribución valiosísima a un tema tan vital como la crianza. No en vano considera el maestro que “ninguna labor humana es más útil y compleja que la paternidad”.

Así las cosas, en esta línea de trabajo te podemos ofrecer los siguientes servicios: 1 Curso, 21 Seminarios, 7 Talleres, 7 Conferencias y Jornadas de Formación Afectiva. A continuación una relación de cada uno de ellos.

CURSO “EL OFICIO DE SER PADRES”

Duración: 28 horas

Módulos

  1. Crianza Formativa: una estrategia para formar mejores personas.
  2. El Desarrollo Afectivo de mis hijos e Instrumentos para conocerlo (escalas y afectogramas).
  3. La importancia de Formar hijos Sociables y Generosos.
  4. La importancia de Formar hijos Respetuosos y Responsables.
  5. Exploración, Identificación y Desarrollo del Talento de mis hijos.
  6. Estrategias para Corregir Afectiva y Efectivamente el comportamiento de mis hijos.
  7. Sexualidad y Afectividad: estrategias de formación.

SEMINARIOS

Duración: 8 horas

Los seminarios se desarrollan alrededor de 2 temas seleccionados con base en los módulos propuestos en el curso. Veamos un ejemplo:

Un seminario puede ser la combinación del modulo 1 (Crianza Formativa: una estrategia para formar mejores personas) y el modulo 2 (El Desarrollo Afectivo de mis hijos e Instrumentos para conocerlo (escalas y afectogramas).

Las combinaciones son 21 en total. De modo que puedes elegir la que más se requiera en tu comunidad. Somos flexibles y nos adecuamos a tu necesidad.

TALLERES

Duración: 4 horas

  1. Crianza Formativa: una estrategia para formar mejores personas.
  2. El Desarrollo Afectivo e Instrumentos para conocerlo (escalas y afectogramas).
  3. La importancia de Formar hijos Sociables y Generosos.
  4. La importancia de Formar hijos Respetuosos y Responsables.
  5. Exploración, Identificación y Desarrollo del Talento de mis hijos.
  6. Estrategias para Corregir Afectiva y Efectivamente el comportamiento de mis hijos.
  7. Sexualidad y Afectividad: estrategias de formación.

CONFERENCIAS

Duración: 2 horas

  1. Crianza Formativa: una estrategia para formar mejores personas.
  2. El Desarrollo Afectivo e Instrumentos para conocerlo (escalas y afectogramas).
  3. La importancia de Formar hijos Sociables y Generosos.
  4. La importancia de Formar hijos Respetuosos y Responsables.
  5. Exploración, Identificación y Desarrollo del Talento de mis hijos.
  6. Estrategias para Corregir Afectiva y Efectivamente el comportamiento de mis hijos.
  7. Sexualidad y Afectividad: estrategias de formación.

JORNADAS DE FORMACIÓN AFECTIVA

Duración: 8 horas

Son jornadas dedicadas a la Formación Afectiva. Para ello se llevan a cabo 4 Conferencias de 1 hora en la mañana, 4 Talleres simultáneos de dos horas en la tarde y se termina con un Foro de 1 hora y 30 minutos. O también se diseñan Jornadas de acuerdo al requerimiento de la institución.

Las conferencias, talleres y el foro son establecidos con la institucion, acorde a sus propias necesidades.

Contacto

eltaller@centrodeformacionafectiva.com

3107825846

 

LA IMPORTANCIA DEL SUEÑO EN NUESTROS HIJOS PEQUEÑOS

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Con el agitado ritmo de vida, el tiempo para compartir con los hijos se hace cada vez más corto. Los horarios intensivos del trabajo de los padres, la organización del espacio y la economía del hogar, las compras, el gimnasio, el momento de esparcimiento con amigos y otras actividades de la cotidianidad generan nuevas dinámicas familiares, donde los hijos se acogen a esa regularidad u optan por buscar a sus padres en el poco tiempo que tienen para ellos.

Esta situación trae como consecuencia el hecho de administrar su tiempo como un adulto incluyendo las horas de descanso. Sin embargo:

¿Están durmiendo lo suficiente?

Para todas las personas, tengan la edad que tengan, el sueño es de vital importancia, pero en la infancia el descanso por medio del sueño es crucial para poder apropiar los aprendizajes adquiridos con las experiencias del día a día y así puedan desarrollarse tanto física como afectivamente, de hecho, su comportamiento también esta mediado por la calidad de descanso que tengan.

Cada organismo tiene un ritmo natural que se debe respetar para que las células, y en general el metabolismo, puedan auto regularse y reparar la pérdida energética propia  del periodo de vigilia, es decir, el tiempo en el que el niño se encuentra despierto.

Resulta indispensable saber que el sueño se da principalmente en dos fases, una de ellas con una gran actividad cerebral pero que dura muy poco que la llaman “sueño de movimientos oculares rápidos” o REM (Rapid Eye Movement), que como su nombre lo indica produce un continuo y particular movimiento de los ojos. Y la segunda fase, o No REM, corresponde al momento donde el sueño puede llegar a profundidad, lo que precisamente generará descanso.

Pero estas dos fases deben completar un ciclo de cuatro etapas que dura aproximadamente 90 minutos, repetirse una y otra vez hasta encontrar un tiempo adecuado para que el organismo en totalidad logre reposo y reparación, que para el caso de los infantes debe llegar a las ocho horas de sueño continuas.

Si el padre de familia quiere que su hijo adquiera habilidades y destrezas como la sociabilidad, la generosidad y el respeto, entre otras, debe comenzar a asumir la enseñanza de hábitos saludables como el tiempo adecuado de sueño para tener niños con mentes descansadas y dispuestas a aprender.

Finalmente, uno de los factores definitivos de adquisición de éstos hábitos es la crianza formativa, donde los padres, comiencen a generar rutinas y creen espacios apropiados que estimulen el descanso de los niños, y aunque cada niño sea un mundo diferente y sus comportamientos sean distintos, no quiere decir que los padres desfallezcan ante las primeras dificultades; por el contrario, es importante aprender a observar las actitudes del hijo y así saber de qué manera puede facilitar y motivar su descanso.

El Taller, como espacio de formación, hace una invitación extensiva a los padres de familia o quienes tengan planeado serlo, para hacerse partícipes de las conferencias, talleres, cursos y seminarios dirigidos a la formación afectiva en el marco de la CRIANZA FORMATIVA, donde pueden aprender cómo mejorar su rol y asumir otra postura ante la educación de los hijos.

SANDRA MÚJICA

 

Somos Gracias Al Juego: Crianza A Partir De La Lúdica

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Francesco Tonucci, en su obra “La Ciudad de los Niños”, afirma que los aprendizajes más importantes del individuo se han dado antes entrar por primera vez a la escuela, pero al mismo tiempo se carece de maestros, programación y conocimientos específicos a la hora de abordar esta etapa tan importante de la vida.

De hecho, es tan acelerado el proceso de evolución del niño que comienza a vivir, que en muchos aspectos podemos ver representada la evolución de la especie –aunque hubiese durado miles de años filogenéticamente hablando-, en los primeros años de vida del individuo, es decir, su ontogenia.

Por ejemplo, a nivel morfológico específicamente, la columna vertebral, presenta una evolución muy similar tanto a nivel ontogénico como filogénico: Hace miles de años, los prehomínidos presentaban formas de desplazamiento en cuatro apoyos, conocida como cuadrupedia, esto debido a que la columna no tenia las curvas que presenta hoy, sobre todo, la llamada lordosis lumbar; tuvo que pasar miles de años para que, debido a las necesidades de adaptación, el prehomínido empezara a modificar su posición, donde generación tras generación, se acentuó la curvatura lumbar para lograr finalmente ponerse de pie.

Hoy en día, este proceso se repite de manera similar en un niño durante tan solo ocho años. Cuando el niño nace, no presenta curvaturas raquídeas, por el contrario, la zona lumbar es cóncava (hacia delante) como la tenían nuestros ancestros, solo hasta los trece meses la columna lumbar es rectilínea y hasta los ocho años de edad, alcanza en promedio su curvatura normal.

Este proceso que vivió la especie humana para evolucionar, también lo podemos evidenciar en el desarrollo del lenguaje, la escritura, la motricidad y la psicología; en esta etapa de la infancia se desarrollan  bases solidas para la construcción de la personalidad que dependen de la generación de buenos vínculos familiares; de la misma manera, el paso de la motricidad fina a la gruesa permite en gran medida el desarrollo cognitivo.

Estamos ante un increíble proceso, inigualable al de otras etapas de la vida, presenta una importancia vital para el desarrollo de la especie, pero tomado muy a la ligera, sin una planificación de los padres a la hora de abordarlo o sin una comprensión del papel del juego en el mismo, ya que, el juego constituye la actividad más importante en este ciclo.

En el caso de especies animales con una conformación social, el juego es una preparación para la vida adulta, los lobos o los chimpancés usan el juego en las crías para estimular y perfeccionar las habilidades para la caza o el uso de implementos, entre otras cosas.

En el ser humano, el juego tiene otras funciones más que la preparación o la adquisición de ciertas destrezas físicas o mentales, por ejemplo, los mayas lo utilizaban, entre otras cosas, como un espacio integrado a la práctica religiosa:

El juego de pelota

Los putunes y los toltecas habrían sido los difusores de la práctica entre los mayas.

Simbólicamente, la cancha en forma de hache hacía de acceso al inframundo. En el campo de juego los jugadores podían retar a los dioses de las tinieblas, enfrentarse con ellos, y vencer a la muerte.[1]

Esto da cuenta de los diferentes usos del juego más allá del esparcimiento, como crear y vivir experiencias, gracias a la imaginación y los procesos de identidad cultural fuera del plano material; además, sentir el placer de vivir situaciones de control y descontrol, es decir, combatir y explotar la furia de las destrezas físicas y mentales bajo una situación de control reglada que intenta poner a través de normas, en igualdad de condiciones a los adversarios, y donde se sancionan los intentos de trampa o de propiciar desventaja para atentar contra esa norma. Por el lado opuesto, también generan placer las sensaciones que salen totalmente del control de los individuos como los juegos de vértigo o de azar; esta clasificación de los juegos, en cuanto al control del entorno la describe claramente un autor francés llamado Roger Caillois.

El Juego para el ser humano es lúdico, es decir, es espontáneo y desinteresado, se hace sin ningún fin especifico más que el hacerlo. El juego pone a marchar de manera precipitada sus habilidades mentales: atención, percepción y memoria, también procesos como selección, aducción, correlación y toma de decisiones, entre otras. El futbolista, el actor o el amante que juega en su rol respectivo hace ver fácil lo difícil, disfruta de esa labor y por lo tanto es más satisfactoria y cargada de un significado diferente.

A nivel de desarrollo cognitivo, y hablando específicamente del niño, el juego, según Jean Piaget, puede dividirse en:

  • Juegos de ejercicios: que se desarrollan durante la etapa sensoriomotriz, con estos juegos el niño aprende a manipular objetos, soltar y volver a coger, fortaleciendo grupos musculares necesarios para etapas posteriores, todo por el mero placer de hacerlo. A nivel del pensamiento se desarrollan los juegos de palabras, las repite una y otra vez por disfrute, sin ser consciente de su significado.
  • Juego Simbólico: El placer de repetir se transforma en el de asociar las palabras con significados y significantes que identifica en el entorno, entonces, puede convertir una piedra en un auto de carreras; mezclando funciones y significados, estos juegos permiten también la creación de conflictos para la resolución de problemas.
  • Juegos de reglas: Para Piaget, estos juegos son la actividad lúdica del ser socializado, hay imposición de reglas establecidas o momentáneas por un grupo social, pueden desarrollar habilidades sensoriomotrices como el correr, saltar, reptar, patear, empujar, halar, lanzar, recibir y bailar, entre otras, o intelectuales, como asociar, tomar decisiones, desarrollar atención y memoria.

Lamentablemente, todavía el juego es visto como algo simple o carente de importancia, cuando en nuestra sociedad se escuchan frases tan comunes como: Solo fui un juego para él (ella) o ¿Usted cree que estoy jugando?, se denomina al juego como algo retrógrado o incluso improductivo.

Teniendo en cuenta la importancia del juego en el ser humano, y más aún en el proceso de aprendizaje del neonato, los padres de familia deben hacerse responsables no solo brindando el tiempo o las condiciones de seguridad adecuadas para el juego; es necesario conocer la importancia de los primeros vínculos afectivos de ellos con sus hijos por medio del mismo.

Los aprendizajes más importantes se dan en la infancia, y los padres de familia carecen de preparación. Culturalmente, esta actividad de la crianza se da producto del azar por la poca importancia que se le da a la elección de pareja.

A este respecto, El taller: Centro de Formación Afectiva, ofrece una alternativa muy fundamentada, para trabajar conscientemente en el concepto del oficio de ser padres y las repercusiones reales, tangibles que esto tiene en el cambio social.

Si quieres informarte acerca de esta novedosa y pertinente alternativa, visítanos.

Helman Yefren Eslava

 

LO QUE HAY QUE APREHENDER PARA SER MEJORES PADRES

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Ninguna labor humana es más útil y compleja que la paternidad.

Miguel De Zubiria Samper

Lo que voy a compartir contigo en este artículo es más importante incluso que la piedra filosofal, esto no lo aprenderás jamás en una universidad, nunca te lo van a contar en los grandes medios de comunicación, algunos profesores que mantienen y legitiman el sistema educativo industrial no tienen ni idea de esto, ellos están programados, parecen robots.

Si eres alguien que nació a partir del año 70, esta información te servirá porque desde entonces fuiste criado sin el privilegio de tener excelentes tutores afectivos, muy seguramente no eres parte de una familia numerosa, máximo tendrás 2 o 3 hermanos. Tus padres en cambio si te cuentan sus vidas en medio de familias grandes, donde el promedio eran 7 u 8 hermanos, tribus de 40 y 50 personas que vivían bajo un mismo techo; todos pendientes de tu crecimiento, atentos a corregirte cuando fuera necesario, dispuestos a enseñarte los secretos para que aprendieras a vivir una vida Feliz.

Muy diferentes a las familias de hoy, en las que la más reciente versión es una mujer sola, que comparte su vivienda con un perro al que llama “mi bebe precioso”, como tratando de ocultar inevitablemente su soledad. Familias paquidérmicas, solas, madres solteras en todas sus diversidades. Abuelas teniendo que retomar la maternidad, criando niños que sólo ven a sus madres 1 hora antes de acostarse y que se están acostumbrando a crecer sin padres, pero también sin hermanos, sin primos, sin amigos, sin nada. Completamente solos!!!!

Si hoy eres padre, muy poco sabes sobre este oficio, y no es tu culpa, simplemente te tocó crecer en una generación, en la que se empezarían a fragmentar los vínculos familiares, tan bien cultivados a lo largo de cientos de años por padres y madres de familia Responsables, acompañados en su tarea por varios hijos, hermanos, tíos, primos, abuelas, cuñados y toda una parentela que cumplían a cabalidad su rol de tutores afectivos –salvo contadísimas excepciones, claro está-.

Hoy, esa tremenda tarea ha quedado relegada a los padres simplemente, es decir, están solos y lo peor no es eso, lo más lamentable es que como bien lo señala mi maestro Miguel De Zubiria: “Nunca habían sido tan ineptos los papás en su rol”. Ahora caigo en cuenta de otra ineptitud maestro, los que hoy ejercemos como padres, también somos muy ineptos a la hora de elegir, cultivar y mantener una buena relación pareja y por eso vamos de nido en nido, comportándonos todavía como adolescentes, como si no pesaran los 46 años –tal y como ocurría con un viejo paciente mío-.

Por eso la ciencia ha tenido que ocuparse del tema. Y por eso ha concluido que ninguna labor humana es más útil y compleja que la paternidad.

¿Por qué?

Mi  maestro De Zubiria[1] plantea cuatro razones que por supuesto yo comparto: 1) porque dura toda la vida e incluye cantidad de conocimientos, 2) porque su correcto ejercicio traerá felicidad y bienestar, 3) porque su inadecuado ejercicio genera incompetencias afectivas; y porque –como lo señalé previamente- 4) nunca habían sido tan ineptos los papás en su rol.

Tan contundentes argumentos, llevan al maestro a concluir que cualquier entrenamiento favorable a los padres, cambia drásticamente el curso de la vida de sus hijos. Y si esto es así, entonces se requiere un curso teórico-práctico para aprehender este oficio de ser padres.

¿Alguna vez has tomado un curso?

Probablemente no. La Psicología Afectiva en parte se ocupa de esto, de brindarles poderosas herramientas a los padres, para que les ayuden en este arduo oficio, se ocupa principalmente de la prevención, aunque sin dejar al lado la necesaria corrección. Por eso, la Psicología Afectiva nos enseña lo que hay que aprehender para ser mejores padres.

Como dije al principio, esta información –pero más aun la Formación- vale oro. Te ahorrará muchos dolores de cabeza, pero lo más importante, te mostrará lo que debes aprender, si de verdad quieres que tu hijo llegue a ser feliz en la vida –no alguien en la vida, como muchos ingenuos todavía creen-. ¿Hay algo más importante que esto en tu rol de padre? Lo digo categóricamente: No!!!

Así las cosas, si pudiéramos establecer un currículo, lo que debes aprehender para convertirte en un experto (a) en este Oficio de Ser Padres es más o menos lo siguiente:

1. Crianza Formativa

Hay mucha diferencia entre educar y Formar. De hecho, se educa para el trabajo y se Forma para la vida. Por eso existe un “sistema educativo” y no un Sistema Formativo, porque las instituciones educativas están concebidas para producir obreros en masa, no para Formar Personas; si acaso individuos dóciles y obedientes. En cambio, un Sistema Formativo está encabezado por los padres. La Formación empieza en casa, en el hogar –por muy pequeño que este sea-.

Y para eso, debes aprehender en que consiste la Crianza Formativa, para saber cuales son tus tareas, de hecho, es una sola aunque dividida en tres: Tu principal tarea es ayudar a tus hijos a que se desarrollen afectivamente, tú eres su tutor principal, de ti depende que adquiera las herramientas con las cuales construir su felicidad; no necesita más, todo lo demás es secundario y superfluo, cuando un hijo cuenta con unos buenos tutores, es decir, unos buenos padres, es más alta la probabilidad de que construya su felicidad; sin ellos también se puede, pero el camino está más lleno de espinas y el vacio cuesta mucho llenarlo.

Primero, alcanzar un buen nivel de Desarrollo Afectivo significa que se dominan Competencias Afectivas Interpersonales, representadas en personas que actúan asertivamente, que son empáticas, sociables y generosas, ¿Cómo crees que le va a una persona que actúa así?, necesariamente bien, es alguien a quien no le faltan amigos, tiene buenas relaciones de pareja, en general, sus relaciones con los otros son fluidas y agradables, una persona con este accionar difícilmente sufre, es querida y valorada. De modo que, ¿No te parece muy importante formar hijos sociables y generosos?

Segundo, cuando un Padre Formativo dota a su hijo de Competencias Afectivas Sociogrupales, le está dando poderosas herramientas para que él interactúe adecuadamente en los grupos a los que pertenezca, significa que se convierte en una persona respetuosa y responsable, cualidades muy valoradas y reconocidas en los grupos sociales, en la familia, en la empresa, en la escuela y en cualquier grupo al que quiera vincularse. En ese orden de ideas, ¿No crees que es muy importante formar hijos respetuosos y responsables?

En tercer lugar, unos padres que se ocupan verdaderamente del desarrollo afectivo de sus hijos, se esfuerzan en que éstos desarrollen Competencias Afectivas Intrapersonales, tremendamente claves porque con estas, sus hijos aprehenden a dirigir su existencia, a motivarse, a controlar sus “demonios”, sus impulsos, a actuar basados en instrumentos afectivos superiores como los valores y los principios, a no sucumbir ante las traicioneras y poco confiables emociones; además, estas competencias son vitales para que tus hijos desarrollen sus talentos, identificados gracias a su paciente exploración. Una persona que desarrolla su talento, -parafraseando a mi maestro De Zubiria- es una persona que lleva una vida grata, intensa, productiva, una persona admirable porque  logra escaparse del destino de la gran mayoría: llevar una vida gris, mediocre, simple, ordinaria, preocupadas en subsistir y no ocupadas en existir, en Vivir la Vida. Así que, ¿No consideras que ayudarle a tu hijo a desarrollar su talento es uno de los mejores regalos que le puedes dar?

Te preguntaras: ¿Y cómo logro hacer esto con mis hijos? Pues sólo hay un camino, Formándote; leyendo, asistiendo a conferencias, cursos, seminarios, talleres…, hoy no hay excusa, la información está a la mano, los conocimientos están frescos, sólo basta con voluntad y verdadero deseo de formar unos mejores hijos, de contribuir a la sociedad con unos buenos ciudadanos, de hacer muy bien la tarea, que como te haz dado cuenta, va más allá de ser un mero proveedor de recursos materiales, paradójicamente, principal preocupación de los “modernos padres de hoy”, tan prestos a satisfacer los caprichos de sus hijos.

2. Conocer el Desarrollo Afectivo de mis hijos

Si te interesa realmente el Desarrollo Afectivo de tus hijos, lo primero que debes hacer entonces es un diagnostico que te permita hacer una radiografía de la actualidad afectiva de tus hijos. La Psicología Afectiva -es decir, Miguel De Zubiria- ha desarrollado potentes instrumentos que permiten evaluar como están las personas en esas tres dimensiones arriba mencionadas (Interpersonal, Sociogrupal e Intrapersonal). Para ello, se vale de escalas, Afectogramas y pruebas que miden el nivel de felicidad y prenden las alarmas cuando está presente la soledad y la depresión, psicopatologías que son el preámbulo del suicidio.

3. Estrategias para Corregir Afectiva y Efectivamente el comportamiento de mis hijos

La siguiente es la tesis del maestro De Zubiria que más causa resistencia entre los padres: “Los niños nacen malos, si acaso buenos primates”. En mis conferencias sobre crianza formativa cito al maestro y a los padres les cuesta aceptarlo, es una verdad que duele, pero es así, y la Psicología evolucionista lo ha demostrado con creces.

Para demostrártelo, permíteme hacerte las siguientes preguntas: ¿Crees que sin tu orientación, tus hijos se convertirán en personas sociables y generosas? ¿Crees que sin tu guía, tus hijos se volverán respetuosos y responsables? ¿Crees que sin tu ayuda tus hijos podrán identificar y desarrollar su talento? ¿Piensas que tus hijos se pueden convertir en buenas personas sin la ayuda de nadie?

Yo, que soy padre, pienso que No. ¿Y Tú? Me atrevería a afirmar que estas de acuerdo conmigo. Ellos nos necesitan, nuestros hijos nos tienen como sus principales tutores, ellos no nacen con esas cualidades, sólo con el potencial, nos corresponde a nosotros ayudarlo a desarrollar, como bien lo dice mi maestro De Zubiria: “A las buenas, o a las malas”, técnicamente hablando, apelando a la didáctica positiva o a la didáctica negativa-. Así las cosas, ¿No consideras que es fundamental aprender a corregir el comportamiento de tus hijos? ¿Aprender a ayudarle a sacar lo mejor de Sí Mismo?

4. Afectividad y Sexualidad

El tema de la sexualidad es un tema que sin lugar a dudas preocupa a los padres. ¿Cómo abordarla con los hijos? ¿Cómo orientarlos en este campo? Lo primero que te puedo decir es que se debe pasar de la información a la Formación y, sobre todo, a la Formación Afectiva. Como padres, le podemos aportar a nuestros hijos si les ayudamos a desarrollar sus Competencias Afectivas Intrapersonales, si les enseñamos a Autoconocerse, a Autovalorarse, a tener Autoestima, que aprendan a cuidarse; a Autoadministrarse, a manejar sus emociones, a no ser esclavo de ellas, a inhibirse cuando sea necesario, si hacemos esto, les estaremos dando mucho más que lo que puede aprender con un tratado de Sexualidad, o un curso dictado por un “experto” en el tema. Hay que ir más allá de la mera genitalidad.

Esto es pues lo que tienes que aprender si quieres caminar con la cabeza en alto y decir:

“Soy un buen padre”!!! “Soy una buena madre”!!!!

Lo demás, son meras historias y justificaciones.

Recuerda entonces que lo primero que debes hacer es:

FORMARTE!!!

ANDRÉS GRANADA


[1] Miguel De Zubiria Samper “Ser Mejores Padres I.” Fundación Internacional de Pedagogía Conceptual Alberto Merani. Bogotá. 2010

EDITORIAL: LA FORMACIÓN AFECTIVA DE NUESTROS HIJOS: UNA TAREA INAPLAZABLE

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En El Taller tenemos como propósito “Procurar la Felicidad de las Personas a través de la Formación Afectiva”. Los hijos, indudablemente son una gran fuente de felicidad, sobre todo, cuando están pequeños y nos alegran la existencia con su sonrisa, sus ocurrencias, ingeniosidades y nuevos aprendizajes, en fin, día tras día nos motivan a luchar, a seguir adelante a pesar de los avatares de la cotidianidad. Nadie duda que compartir la vida con los hijos produce una gran felicidad.

Ahora bien, no todo es color de rosa en esta tarea. A medida que los hijos van creciendo el oficio se complica. Los hijos ponen a prueba tu paciencia, tu capacidad de aguante, tu voluntad. Cuando hacemos una buena labor en la crianza, los hijos siguen siendo fuente de felicidad, pero si fallamos, por que somos permisivos o exageradamente autoritarios, cuando no corregimos a tiempo o lo hacemos con exceso, las consecuencias suelen ser lamentables. Entonces, lo que alguna vez era fuente de felicidad, con el tiempo se convierte en fuente de desdicha y sufrimiento. ¿Hacen sufrir los hijos a sus padres? Claro que sí, más de lo que nos imaginamos; hoy, aunque duela reconocerlo, esta no es la excepción sino la regla.

Muchas de las patologías sociales tienen su origen en una mala crianza. La delincuencia juvenil, el abuso en el consumo de sustancias psicoactivas, el pandillismo, los embarazos adolescentes, la violencia escolar, entre otras, nos llevan a preguntarnos ¿Y los padres? ¿Qué estamos haciendo los padres? Responder a estos interrogantes necesariamente da lugar a un amplio debate, las opiniones vienen y van, se buscan culpables a diestra y siniestra.

Muchas pueden ser las conclusiones, pero nadie puede negar que ayer y hoy, los padres ocupamos el primer lugar en esta responsabilidad. Somos los directamente responsables –por acción u omisión- del “producto” que se le está entregando a la sociedad; un ser humano apto para ser una buena pareja, amigo, trabajador, padre de familia, una persona satisfecha consigo misma y que le aporta a la sociedad; o por el contrario, un agresor, delincuente, antisocial, parasito, una mala persona, un individuo que tiene como único destino una cárcel o un cementerio. Aunque no pocas veces nos hacemos los de la vista gorda, todo empieza en casa, para bien o para mal.

Preguntémonos entonces, ¿Es posible ser mejores padres? ¿Se pueden adquirir herramientas que nos ayuden en este oficio del ser padres? Claro que sí. En El Taller estamos convencidos de ello y por eso consideramos que el aporte hecho a esta causa por el maestro Miguel De Zubiria, es tan pertinente y relevante que no sólo es un deber, sino una obligación multiplicarlo. Nuestra sociedad requiere de este conocimiento, de estas valiosas enseñanzas provenientes de la Psicología Afectiva. Nosotros somos intermediarios, apasionados estudiosos, multiplicadores y conocedores de las bondades de la red para hacer llegar a aquellos padres y madres de familia la información necesaria con la cual pueden mejorar considerablemente su oficio de ser padres.

En El Taller estamos comprometidos con esta tarea y por eso hemos creado este Boletín. Queremos compartir contigo información y conocimientos, herramientas y recomendaciones que estamos seguros te van a ser de mucha utilidad, lo generaremos cada 15 días y nuestros artículos giraran alrededor de los siguientes temas:

1. Crianza Formativa: una estrategia para formar mejores personas.

2. El Desarrollo Afectivo de mis hijos e Instrumentos para conocerlo (escalas y afectogramas).

3. La importancia de Formar hijos Sociables y Generosos.

4. La importancia de Formar hijos Respetuosos y Responsables.

5. Exploración, Identificación y Desarrollo del Talento de mis hijos.

6. Estrategias para Corregir Afectiva y Efectivamente el comportamiento de mis hijos.

7. Sexualidad y Afectividad: estrategias de formación.

Este es nuestro aporte a la causa. Necesitamos asumir una actitud más proactiva ante el crucial tema de la buena crianza de nuestros hijos. La sociedad actual lo reclama y las generaciones futuras nos lo agradecerán.

Ayúdanos a multiplicar, comparte este Boletín con tus contactos. Esa es tu contribución con la causa.

Andrés Granada

 

EL PRECIO QUE SE PAGA POR NO TENER FORMACION AFECTIVA

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A propósito de la Formación Afectiva se pueden plantear las siguientes preguntas: ¿Qué es? ¿Por qué es necesaria? ¿Para qué sirve? ¿Qué consecuencias trae para una persona y la sociedad, la falta de formación afectiva? ¿Cuáles son los beneficios de tener formación afectiva?

Para nadie es un secreto que vivimos en una sociedad enferma. No de otra forma se puede calificar a una sociedad en la que sus índices de violencia, -de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Medicina Legal- dan cuenta de 29.433 necropsias por muerte violenta durante el año 2009, representando un incremento de 2.475 muertes, equivalente a un 9.2% más en relación con el 2008.[1]

Ha sido tanta la sangre que se ha derramado en este país, que ya nos acostumbramos a la muerte. Nada más en el año 2009, murieron asesinadas 17.717 personas, 16.2% más que en 2008.[2] Es decir, en lugar de reducir, la cifra aumenta. Y si por los lados del homicidio “llueve”, las cifras relacionadas con el suicidio tampoco son muy halagadoras. De acuerdo con el citado informe de Medicina Legal, en el año 2009 se quitaron la vida 1.845 personas, 0.3% más que en 2008.

El homicidio, sea cual sea el móvil, representa una afrenta contra la humanidad. Nadie tiene derecho a quitarle la vida a otro de forma dolosa. Y si esto ocurre con el asesinato, ¿qué se puede decir entonces del suicidio?

Es una pena que alguien se quite la vida. Pero es más lamentable reconocer que detrás de esa letal decisión, se esconde la posibilidad de que se habría podido evitar, porque las causas que llevaron a esa decisión, indudablemente tienen que ver con la dimensión afectiva.  Si es así, la formación afectiva habría sido determinante para contrarrestar esa medida.

Basta con revisar la “Posible Razón del Suicidio”. De acuerdo con Medicina Legal, se encontró que los conflictos amoro sos, y la falta de motivación en varios niveles o áreas de ajuste de las mujeres y de los hombres, eran las probables causas para que se suicidaran las perso nas. De hecho, esas 1.845 personas ha brían decidido quitarse la vida por posibles problemas dentro de las relaciones de pareja o con su ex pareja, por desmotivación frente a circunstancias económicas o por la presencia de enfermedades tanto físicas como mentales[3].

Y lo más triste es que son los jóvenes los que se están suicidando. Según Medicina Legal, jóvenes entre los 20 y los 30 años son los que más suicidios presentaron el año pasado. El registro dice que 427 se quitaron la vida por tener, generalmente, relaciones de pareja disfuncionales y dificultades en su situación económica.[4]

Lo dicho, el asunto es afectivo. Luego entonces se puede prevenir. ¿No es este un argumento contundente para demostrar la necesidad de formación afectiva? La gente se está matando!!! Las personas se están suicidando y muchos se preguntan ¿Por qué? Y buscan las causas en el mundo externo de los individuos, pero no, el problema esta adentro, porque si fuera externa la causa, ya todos nos habríamos quitado la vida. Insisto, hace falta con suma urgencia formación afectiva. Formación que nos enseñe a valorar la vida de los demás, pero sobre toda la vida propia. Formación que nos enseñe a construir buenas relaciones de pareja, que nos enseñe a procesar las naturales perdidas de la vida, que nos enseñe a afrontar las vicisitudes propias de la existencia.

Pero también necesitamos formación que nos enseñe a relacionarnos con los demás. A vivir en sociedad. Y en este punto, las cifras de Medicina Legal tampoco son nada alentadoras. Según esta entidad, en el año 2009, realizó 303.471 reconocimientos médicos por lesiones personales, con respecto al año 2008 se practicaron 11.315 peritaciones más que representan un incremento del 3.9%.[5] No obstante que seguramente no son reportados todos los casos, de por si la cifra ya es considerable e indicadora de la intolerancia con la que nos relacionamos con el otro. Nada más la violencia interpersonal (riña, atraco, etc) arrojo una cifra de 138.617 lesionados. La violencia intrafamiliar 93.859 y los delitos sexuales 21.612 casos.

Las anteriores cifras son indicadoras del alto precio que paga una sociedad que no forma afectivamente a sus ciudadanos. No basta con “educación emocional”, tampoco son suficientes las cátedras de ética y valores, ni las charlas de derechos humanos. Es necesario comprender la naturaleza del hombre y actuar en consecuencia. Por eso la formación afectiva tiene un triple propósito: 1) dotar a las personas de competencias afectivas Intrapersonales e interpersonales; 2) trabajar en la prevención de la violencia y en la promoción del autocuidado y el cuidado del otro; y 3) apuntarle a la construcción de la felicidad, el bien-estar, la satisfacción y la calidad de vida.

Cuando una persona recibe este tipo de formación afectiva tiene en sus manos poderosas herramientas para afrontar la vida. Si una sociedad le apunta a la formación afectiva de sus ciudadanos, muy seguramente esos indicadores de violencia tenderán a reducirse drásticamente, repercutiendo en una mejor calidad de vida para todos.

En últimas, con formación afectiva aprenderemos a ser mejores padres, hermanos, hijos, trabajadores, novios, esposos, compañeros, amigos, y sobre todo mejores ciudadanos.

TODOS, sin excepción debemos recibir formación afectiva, no importa la edad, no obstante, entre más temprano se empiece mucho mejor, mayor es el impacto. Ahí juega un papel fundamental la escuela, pero sobre todo, el hogar, la comunidad y los medios de comunicación.

Definitivamente, cada día me convenzo más de esta apuesta personal, intelectual y profesional. Vale la pena jugársela y apostarle a la formación afectiva.

¿No crees?


[1] Forensis 2009 “Datos para la vida” Volumen 11 – Numero 1 – Mayo 2010http://medicinalegal.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=60

[2] Ibid

[3] Valenzuela, Diana “Suicidio. Colombia, 2009” Centro de Referencia Nacional sobre Violencia – CRNV.División de Referencia de Información Pericial – DRIP Forensis 2009 “Datos para la vida” Volumen 11 – Numero 1 – Mayo 2010 http://medicinalegal.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=60

[4] Revista Semana “Los 20, edad fatal en Colombia” http://www.semana.com/noticias-nacion/20-edad-fatal-colombia/138463.aspx. Mayo 4 de 2010

[5] Roa Vargas, Ana “Algunas reflexiones sobre la relacione entre capital social y violencia interpersonal” Forensis 2009 “Datos para la vida” Volumen 11 – Numero 1 – Mayo 2010http://medicinalegal.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=60

¿Por qué no soy feliz?

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Todos queremos evitar el sufrimiento y ser felices. Sin embargo, debido a cómo hemos sido condicionados por la sociedad, solemos vivir de tal forma que conseguirlo se vuelve imposible.  Saber qué es esencial es el primer paso.

Pilarín Romero de Tejada

«Las cosas esenciales de la vida son las que no se ven. La felicidad no tiene que ver con lo que tenemos»

«Mi clic llegó cuando dejé de quejarme y reinterpreté los mismos hechos desde otra perspectiva»

«He aprendido a desarrollar el amor y la confianza en uno mismo para luego poder compartirlos con los demás»

«Si tu objetivo es el amor, tu resultado será la felicidad»

89 años. Viuda. Jubilada. Gracias a su marido, con quien estuvo casada 60 años, aprendió a «amar incondicionalmente».

«Recuerdo haber sufrido mucho en mi infancia. Mi madre murió cuando yo tenía dos años. Ya en el colegio, les preguntaba a mis amigas qué sentían al abrazar a sus mamás. Y a los 10 años perdí a mi padre, que era mi referente. Además, por aquel entonces estaba llena de carencias y complejos. Me veía muy fea. En comparación con mis hermanas, que eran todas rubias y guapas, me sentía un bicho raro. Y así, huérfana y sin autoestima, me sentía tan triste que lo veía todo negro. Pero esta visión distorsionada cambió a los 17 años, cuando conocí a Alberto, el hombre de mi vida. A su lado comprendí que yo no era feliz porque no me quería a mí misma. Por eso era tan dependiente del amor y la aprobación ajena. Empecé a mimarme y a verme con otros ojos. Dejé de decirme cosas feas y comencé a sentirme más bonita. Y en la medida que me fui sintiendo mejor conmigo misma, me di cuenta de que este bienestar se multiplicaba cuando amaba a las personas que me rodeaban. Así fue como poco a poco mi egoísmo murió de inanición. Alberto falleció en mis brazos hace casi dos años. Entonces pensé que no sería capaz de soportarlo. Que me marchitaría como una flor a la que le han quitado su agua y su luz. Pero no. Viví el duelo con agradecimiento por la maravillosa vida que pasamos juntos. Él ha sido mi gran maestro y mi gran amor. Junto a él aprendí que nadie ni nada puede hacernos tanto daño como nuestros pensamientos. Y que lo importante no es qué pueden hacer los demás por nosotros, sino qué podemos hacer nosotros por los demás. La vida es tan sabia y generosa que no nos da lo que queremos, sino lo que necesitamos para aprender a ser felices por nosotros mismos. Además, si encuentras el bienestar dentro de ti, todo lo demás viene por añadidura. Y esto que es muy fácil de decir, da para unos cuantos años de aprendizaje. Y por favor, no me creas… Experiméntalo por ti mismo».

Reflexionar acerca del sufrimiento y la felicidad es un asunto tan delicado como sobreexplotado. A ninguno de nosotros nos gusta reconocer que no sabemos cómo liderar nuestra vida emocional de una forma más sana y constructiva. Y nos cuesta todavía más que otras personas señalen nuestros defectos y carencias, tratando de guiarnos para aprender a gestionarla mejor. De ahí que el desarrollo personal suela ser ridiculizado y actualmente tenga tantos detractores.

Sin embargo, la arrogancia de creer que lo sabemos todo y de demonizar cualquier información que nos sea molesta o desconocida tan solo limita nuestra capacidad de ver y comprender las cosas desde una nueva perspectiva. En vez de ponernos a la defensiva, podemos adoptar una actitud más humilde y madura, basada en el reconocimiento de que no sabemos y de que estamos abiertos a aprender. Asumir la propia ignorancia es un trago amargo, pero necesario para poder crecer y evolucionar como seres humanos.

Eso sí, lejos de caer en el dogma y la imposición, es importante que no nos creamos nada de lo que nos digan ni de lo que leamos, incluyendo, por supuesto, la información detallada en este reportaje. Tal y como nos anima Pilarín Romero de Tejada, hemos de verificarla a través de nuestra experiencia. Solo entonces podremos ir más allá de nuestros prejuicios, determinando si dichas reflexiones son útiles o inútiles para mejorar nuestra competencia en el arte de vivir.

Marc Dufraisse

«Tenemos de todo, pero ¿nostenemos a nosotros mismos?»

50 años. Casado, con dos hijos. Consultor. Padecer y superar un cáncer le ha conducido a replantearse su manera de vivir.

«Tras licenciarme en Empresariales, comencé una prometedora carrera profesional como ejecutivo. Durante mucho tiempo, lo que yo creía que era la felicidad estaba vinculado a lo que tenía y a lo que deseaba tener. Y lo cierto es que fui consiguiendo aquello que me proponía. Tenía una familia. Tenía éxito profesional. Tenía estatus social. Y tenía dinero, mucho dinero. Sin darme cuenta, había entrado en una rueda materialista que me proporcionaba seguridad, confort y reconocimiento. Pero tan solo era un espejismo. Vivía dormido, sin darme cuenta de por qué hacía las cosas que hacía. A raíz de un cáncer que casi termina con mi vida, desperté del profundo sueño en el que me encontraba. El proceso médico, las operaciones y los tratamientos me hicieron sentir la fragilidad y la precariedad de la vida en mi propia carne. El sufrimiento destapó mis necesidades, angustias y miedos escondidos. Me conectó con mis emociones y sentimientos reprimidos. Por primera vez desde que era niño fui capaz de llorar. Sobrevivir a esta grave enfermedad me transformó. Me hizo ver la vida como un regalo. Cambié mi escala de valores y prioridades. Abandoné el control y me permití ser diferente. Ya no llevo una existencia puramente materialista. Me he dado cuenta de que las cosas esenciales de la vida son las que no se ven, pues tan solo pueden sentirse cuando vivimos conectados con nuestro corazón. La felicidad no tiene nada que ver con lo que tenemos ni conseguimos. De ahí que jamás la encontraremos en la posesión de bienes materiales ni en la consecución de logros profesionales. La auténtica felicidad está dentro de nosotros mismos. El reto es aprender a conectar con ella. Por eso ya no me distraigo con prioridades erróneas. Sé que suena a tópico, pero he vuelto a nacer. A mis 50 años he redescubierto la vida».

Al igual que le sucedía a Marc Dufraisse, a día de hoy seguimos creyendo que la felicidad está vinculada con lo que tenemos y hacemos, marginando por completo lo que somos. Por eso formamos parte de una sociedad materialista, construida sobre tres pilares: el trabajo, el consumo y el entretenimiento. Sin embargo, esta manera de pensar y de actuar está resultando del todo ineficiente e insostenible. La paradoja es que tenemosmás riquezas que nunca, pero somos mucho más pobres. Prueba de ello es que el vacío existencial se ha convertido en la enfermedad contemporánea más extendida, y el Prozac y el Tranquimacín, en dos compañeros de viajede muchos españoles.

Al guiarnos por una serie de creencias erróneas -como que nuestra felicidad depende de algo externo-, dedicamos casi todo nuestro tiempo, dinero y energía a conseguir todo tipo de metas y objetivos, desatendiendo nuestro mundo interior. Y con el tiempo, esta huida de nosotros mismos suele pasarnos factura. Aunque no se suela hablar de ello en las noticias, al menos seis millones de personas sufren depresión en España, según un reciente estudio del hospital Puerta de Hierro de Madrid.

En paralelo, se han disparado las ventas de antidepresivos en este país. En 1994 se despacharon 7,2 millones de unidades. A finales de 2003, esta cifra creció hasta los 21,2 millones. Y en 2009 superó los 33 millones. La ingesta de tranquilizantes, por otra parte, ha seguido la misma línea ascendente. El año pasado alcanzó los 52 millones de unidades vendidas, según el Ministerio de Sanidad.

Lo alarmante de estos datos es que tan solo se corresponden a las compras realizadas por pacientes del sistema público. No contabilizan las prescripciones efectuadas por las consultas privadas. Eso sí, cabe decir que este espectacular uso de ansiolíticos no siempre guarda relación con los estados depresivos de los pacientes. Estos medicamentos también se emplean para abordar la ansiedad, las fobias, los trastornos alimentarios, el dolor y las adicciones.

Otra estadística tabú en nuestra sociedad es la referente al número de suicidios, una cifra que crece anualmente. Así, la prestigiosa revista de medicina británica The Lancet publicó en 2009 un estudio realizado por los Centros de Investigación sobre el Suicidio de las universidades de Oxford, en el Reino Unido, y de Gand, en Bélgica, que estimaba que un millón de seres humanos se quitan la vida cada año. Y según la Organización Mundial de la Salud, al menos otros 15 millones lo intentan sin conseguirlo.

En España, el suicidio ya es la primera causa externa de muerte (con 3.421 casos en 2008), desbancando a las defunciones por accidentes de tráfico, cuya cifra se situó en 3.021 víctimas mortales, según el Instituto Nacional de Estadística. Algunos sociólogos afirman que estos datos son solo la punta de un gigantesco y oscuro iceberg. A pesar de haberse convertido en un fenómeno normalizado, nuestra sociedad padece una grave enfermedad llamada «infelicidad».

Marta Mariñas López

«Aquello que no somos capaces de aceptar es la única causa de nuestro sufrimiento»

31 años. Soltera. Psicóloga social. Trabajar en países en vías de desarrollo le llevó a cuestionar sus creencias acerca de la felicidad.

«Mi forma de comprender la vida y de concebir la felicidad cambió a raíz de salir de mi burbuja social. La experiencia de trabajar en países en vías de desarrollo, así como en barrios en riesgo de exclusión, me ha permitido ver y conocer gente en contextos violentos, teniendo que afrontar situaciones vitales complicadas. Pero más allá de sus circunstancias, muchos de ellos mantienen un brillo de vitalidad en sus miradas y una gran sonrisa en sus rostros. Estas personas me han enseñado que la felicidad está relacionada con la aceptación de la realidad; con confiar en la vida, sacándole siempre la lección de aprendizaje y de superación personal que se esconde detrás de cualquier situación que nos toca afrontar. Eso sí, para alcanzar este nivel de comprensión tuve que pasar por un periodo de profundo sufrimiento. Tras una ruptura sentimental, experimenté mucho dolor, rabia y tristeza. Pero no me permitía sentir esas emociones. Después de presenciar situaciones vitales tan difíciles en otras personas, no me parecía legítimo sufrir por amor, con lo que rechazaba y reprimía lo que sentía. Me llevó varios meses comprender que el dolor forma parte de la experiencia de estar vivo. Así fue como dejé de luchar contra mí misma. Y al aceptarme, dándome el espacio que necesitaba, trascendí el sufrimiento. De pronto sentí una tranquilidad y una serenidad muy especiales. Ahora sé que el secreto de la felicidad reside en la conquista de nuestra responsabilidad y libertad personales, pues podemos ser dueños de la actitud que tomamos frente a nuestras circunstancias».

El cambio realizado por Marta Mariñas López no es un caso aislado. Esta transformación también se está llevando a cabo a nivel colectivo. Existen varios movimientos en todo el mundo -todavía de carácter minoritario- que pretenden situar la búsqueda de la felicidad en el corazón del ámbito político y económico. Esta es una de las áreas de investigación del doctor en Filosofía Jordi Pigem, autor de Buena crisis. Hacia un mundo posmaterialista.

«Si bien para la mentalidad materialista el producto interior bruto (PIB) es la medida más fiable del progreso de un país, tan solo mide transacciones económicas y poco o nada sabe del verdadero bienestar de las personas», sostiene Pigem. Desde hace unas décadas existen indicadores de progreso menos reduccionistas, que miden el bienestar no solo a través del flujo de dinero. Curiosamente, la alternativa más interesante al PIB no ha surgido de los ordenadores de una institución académica, sino de los tranquilos valles de Bután, un enclave budista en el corazón del Himalaya.

En este reino se creó la felicidad interior bruta (FIB), que combina siete ámbitos de bienestar: físico, mental, ambiental, laboral, económico, político y social. Su promotor fue el monarca Jigme Singye Wangchuck, que desde el día de su coronación, en 1974, está apostando por el desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo, la preservación y promoción de la cultura, la conservación del medio ambiente y el buen gobierno como pilares de la felicidad nacional.

Es evidente que no es fácil trasladar la experiencia de Bután al resto de economías industrializadas. Sin embargo, Pigem sostiene que este ejemplo nos lleva a reflexionar que «lo que medimos afecta a lo que hacemos». De ahí que «mientras nuestros indicadores solamente midan y valoren lo material y tangible, seguiremos marginando lo verdaderamente esencial de la vida, relacionado con lo que somos y lo que sentimos en nuestro interior».

Alberto Pérez Buj

«La vida recompensa aquienes hacen las paces con su pasado»

54 años. Casado, con tres hijos y dos nietas. Posibilitador de aprendizajes en la naturaleza. La quiebra de su empresa le hizo replantearse su vida.

«Tuve una infancia llena de amor. Pero un día, cuando tenía siete años, al volver de la escuela me sentí enfermo. Y aquella enfermedad me hizo pasar tres años en la cama, padeciendo dolor, miedo y soledad. En mi recuperación fue decisiva la ayuda de mi familia, que me transmitió la pasión por la vida y la naturaleza. Más adelante, durante mi juventud, imaginé la felicidad como un estado permanente y la busqué en todas partes. Pero no la encontré. A raíz de la ruptura de mi primer matrimonio, me adentré en la terapia psicoanalítica, lo que me llevó a conocerme más a fondo. Sin embargo, mi auténtico punto de inflexión se produjo al quebrar mi anterior empresa. Tras aquel batacazo me sentía tan desorientado que asumí que no podía seguir viviendo de la manera en la que lo venía haciendo. Fue entonces cuando comencé a comprender el lenguaje de la vida. Me di cuenta de que seguía en guerra con mi pasado. Seguía adoptando el papel de víctima, y esta actitud me llenaba el corazón de rencor. Mi clic llegó cuando dejé de quejarme y de luchar contra lo que me había sucedido y comencé a reinterpretar esos mismos hechos desde una nueva perspectiva. Al asumir esta responsabilidad sentí una gran liberación. Entonces tomé consciencia de que nuestro mayor enemigo para ser felices es nuestro egocentrismo. Es decir, querer que la realidad se adapte constantemente a nuestros deseos y expectativas. En aquel contexto, una persona que considero mi maestra me hizo tres preguntas: ¿cuál es tu pasión?, ¿en qué eres bueno? y ¿qué estás dispuesto a hacer con ello? Esta búsqueda me llevó a encontrar mi vocación de servicio hacia los demás. Así es como he descubierto la felicidad. Después de haber estado perdido y sin rumbo, a día de hoy me siento muy agradecido por todo lo que me ha sucedido. Ahora sé que ha sido lo que he necesitado para encontrar mi lugar en el mundo».

«No puedo seguir viviendo conmigo». A sus 29 años, este pensamiento se repetía una y otra vez en la mente enferma de Eckhart Tolle. Por aquel entonces «vivía en un estado de ansiedad casi constante, salpicado por periodos de depresión suicida». Desquiciado por una «desgarradora angustia existencial», finalmente tocó fondo. Aquella saturación de malestar fue lo que le hizo comprometerse con su «trabajo interior».

Tres décadas más tarde, Tolle se ha convertido en un referente del desarrollo personal. Sus libros El poder del ahora y Un nuevo mundo ahora recogen sus experiencias de aprendizaje y transformación, mostrando a los lectores el camino para conocer el funcionamiento de la mente y el manejo constructivo de los pensamientos. A pesar de ser considerado un gran experto, Tolle afirma con humildad: «Soy un ser humano que a raíz de una insoportable insatisfacción emprendí una búsqueda para comprender la causa última de mi sufrimiento».

Pero ¿qué es el sufrimiento? «Es tensión, vacío, ansiedad, estrés, negatividad, miedo, ira, tristeza y, en definitiva, cualquier emoción y sensación que nos deja un poso de malestar e insatisfacción», explica Tolle. Y según sus investigaciones, el origen de todas estas desagradables experiencias no se encuentra en nuestras circunstancias, sino en nuestros pensamientos.

A juicio de Tolle, «nuestras emociones, sentimientos y estados de ánimo no tienen tanto que ver con lo que nos pasa, sino con la interpretación que hacemos de lo que nos pasa».

La mala noticia es que «no es fácil abandonar el hábito mecánico de ver e interpretar lo que nos sucede de forma egocéntrica y reactiva». La buena es que «cuando aceptamos que somos los únicos responsables de nuestro sufrimiento, nos damos cuenta de que podemos dejar de herirnos, cambiando nuestra manera de pensar y de relacionarnos con nuestras circunstancias».

Eso sí, cabe diferenciar entre el dolor y el sufrimiento. Por ejemplo, si de pronto nos empieza a doler la cabeza, podemos quejarnos o incluso luchar contra él, lo que nos acarreará una dosis de sufrimiento. Por el contrario, podemos aceptar que nos duele la cabeza tumbándonos un rato o tomarnos una aspirina. Así, el dolor es físico, y el sufrimiento, emocional: lo creamos en nuestra mente en función de lo que pensamos acerca de lo que nos pasa. De ahí que el dolor sea inevitable, y el sufrimiento, opcional.

El quid de la cuestión radica en que «no somos dueños de nuestra mente, sino que esta suele operar automáticamente». Y aquí es donde se revela la función biológica y psicológica del sufrimiento: «Hacernos tomar consciencia de que nuestra manera de autogestionarnos es ineficiente y disfuncional». De ahí que, tal y como le sucedió a Alberto Pérez Buj, el malestar nos motive a cambiar. Y «esta necesidad de cambio es lo que generalmente nos lleva a crecer, evolucionar y madurar como seres humanos, alcanzando niveles de mayor bienestar y satisfacción», concluye Tolle.

Albert Figueras

«El secreto de la felicidad consiste en valorar tu vida tal como es»

48 años. Vive en pareja y tiene dos hijos. Médico y divulgador. Durante años ha estudiado qué dice la ciencia sobre los pilares del auténtico bienestar.

«Antes solía creer que la felicidad era un estado de gracia que muy pocos podían alcanzar. Y que para ser uno de esos privilegiados tenía que seguir el modelo determinado por la sociedad: estudiar una carrera universitaria, conseguir un buen trabajo, comprar una vivienda, casarme, tener hijos… No es que me sintiera especialmente infeliz, pero mientras iba recorriendo ese camino tenía la sensación de no ocupar todavía ‘el podio de los felices’. Mis días estaban marcados por el hastío que te invade mientras esperas, sin saber demasiado bien el qué. Tal vez fue por eso por lo que empecé a interesarme por las bases neuronales de la felicidad. La ciencia dice que percibimos cómo nos sentimos gracias al contraste. Así, cuando alcanzamos cierta riqueza externa es más fácil darnos cuenta de nuestra pobreza interior. He aprendido que la felicidad -quizá provocada por una sustancia llamada oxitocina- consiste en apreciar las pequeñas grandes cosas que nos pasan cada día. Y que esos breves instantes se escapan fácilmente cuando aparece el deseo de querer que suceda algo que no está sucediendo. El deseo pone nuestro centro de atención en lo que no tenemos, en lo que nos falta, en lo que podría ser mejor, causándonos grandes dosis de sufrimiento. El deseo nos lleva a regodearnos en recuerdos pasados y a fantasear con ensoñaciones futuras, perdiéndonos por completo el momento presente, que es el único donde sí podemos conectar con la felicidad. El reto consiste en no dar nada por sentado, valorando todo lo que forma parte de nuestra vida. Más que nada, porque lo que se valora se disfruta mucho más, mientras que lo que no se valora se termina perdiendo».

En la última década se han hecho incontables estudios sobre la felicidad. Y entre otros, Albert Figueras destaca el realizado en 2007 por la Universidad de Wisconsin. Un grupo de neurocientíficos se dedicó a hacer resonancias magnéticas a cientos de voluntarios, conectando sus cerebros a 256 sensores para detectar su nivel de bienestar. La puntación más alta, y con una abultada diferencia, la obtuvo el francés Matthieu Ricard, a quien se le declaró «el hombre más feliz del mundo».

Lo cierto es que esta simpática etiqueta no tiene nada que ver con la casualidad. Este biólogo molecular dejó su carrera profesional hace 30 años para convertirse en un monje budista. Actualmente, a sus 64 años, Ricard es uno de los asesores personales del Dalai Lama y lleva una vida contemplativa en el monasterio nepalí de Shechen.

En su opinión, «solemos confundir la felicidad con el placer y la satisfacción que nos proporciona el consumo de bienes materiales». Y también con «la euforia de conseguir lo que deseamos». De hecho, «la felicidad no está relacionada con lo que hacemos ni con lo que poseemos». Sobre todo porque «no tiene ninguna causa externa: es nuestra verdadera naturaleza», afirma Ricard, autor de En defensa de la felicidad y El arte de la meditación.

Si bien no es fácil definirla con palabras, Ricard sostiene que «la felicidad es la ausencia de lucha, conflicto y sufrimiento». Se dice que somos felices cuando «nos aceptamos tal como somos y sentimos que no nos falta de nada, una percepción subjetiva que está muy vinculada con nuestro estado de ánimo». Por su experiencia, «el bienestar profundo y duradero que todos anhelamos surge como consecuencia de relajar la mente y conectar con el corazón». De ahí que Ricard nos invite a adentrarnos en la meditación. «Nos pasamos la vida haciendo planes y poseyendo cosas, pero ¿cuánto tiempo dedicamos al día a estar solos, en silencio y sin distracciones?».

La frenética actividad a la que muchos de nosotros estamos sometidos suele desgastar por completo nuestra energía vital. Y, a menos que aprendamos a recuperarla, «solemos vivir de forma inconsciente, cayendo en las garras de un peligroso círculo vicioso». No en vano, «en este estado funcionamos con el piloto automático y somos guiados por nuestro instinto de supervivencia, cuyos rasgos más distintivos son el egocentrismo, el miedo, el victimismo y la reactividad emocional». Es entonces cuando, saturados por el malestar, muchos concluyen que el negro es el color de la existencia o que hemos venido a este mundo a sufrir.

Pero nada más lejos de la realidad. Al igual que cargamos el móvil cuando se le agota la batería, los seres humanos podemos cargarnos de energía, y no solo por medio de la meditación. Si bien cada ser humano es único, a todos puede beneficiarnos el ejercicio físico, la naturaleza y el baile, así como quedar con personas alegres y positivas e incorporar en nuestra dieta alimentos más sanos y naturales. El reto es encontrar el equilibrio entre la actividad, el descanso y la relajación.

Anna Sánchez Turné

«Cuando eres feliz surge la vocación de hacer felices a los demás»

52 años. Vive con su hijo y tiene pareja. ‘Coach’ ejecutiva. Su ‘despertar’ comenzó a raíz de la crisis en su matrimonio.

«Hace 12 años, a raíz de la crisis y posterior ruptura de mi matrimonio, sentí que tocaba fondo y que debía reinventarme. Movida por esta inquietud empecé a hacerme las típicas preguntas existenciales: ¿quién soy?, ¿cómo quiero vivir la vida?, ¿cuál es mi misión?… Por el camino he conectado con mi autenticidad y con mis valores esenciales, lo que me ha llevado a cambiar lamanera de relacionarme con mi entorno. Este proceso de autoconocimiento me ha regalado la oportunidad de desarrollar una actitud más positiva y optimista frente a la vida. Ylo mejor de todo es que también me ha revelado mi propósito vital. Así fue como decidí cerrar la empresa que había creado años atrás y que me permitía vivir cómodamente. Movida por algo que nutriera mi verdadera esencia, empecé a formarme para ejercer una profesión que me hace vibrar y que me apasiona. A día de hoy me siento en paz conmigo misma y con la existencia. He aprendido la importancia de desarrollar el amor y la confianza hacia uno mismo, para luego poder compartirlos con los demás. Y que la mayor causa de mi sufrimiento se encuentra en mis pensamientos negativos y limitantes. He integrado en mi rutina la meditación, que me ayudaa vivir más conscientemente. He comprobado que cuando cambias tú, cambia todo lo demás. Y que cuando uno aprende a ser feliz por sí mismo ya no se mueve solamente por el interés personal, sino que se embarca en proyectos que persiguen el bien común».

Si la felicidad es nuestra verdadera naturaleza y ya está en nuestro interior, ¿por qué nos cuesta tanto ser felices? ¿Por qué nos empeñamos una y otra vez en seguir los dictados de nuestros deseos? ¿Por qué nos aferramos a hacer realidad nuestras expectativas? «Si no somos felices es porque ahora mismo, debido a cómo hemos sido condicionados por la sociedad, este verdadero bienestar no es nuestra principal prioridad». Son palabras del reconocido doctor en psicología Martin Seligman, uno de los impulsores del movimiento conocido como psicología positiva.

Avalado por estudios científicos, Seligman ha descubierto que «el primer paso para conectar más a menudo con la felicidad es asumir la responsabilidad y cultivar la sabiduría». Y esta pasa por comprender que «nuestra felicidad solo depende de nosotros mismos». Dado que es un aspecto tan intangible, este experto nos invita a concebirla como un «músculo» que podemos ejercitar cada día. Y no hay mejor gimnasio que nuestra propia vida.

«Las personas que se responsabilizan de lo que piensan y de la actitud que toman frente a sus circunstancias suelen desarrollar una mayor comprensión de quiénes son y de cómo pueden relacionarse más constructivamente con lo que les pasa», sostiene Seligman, autor de La auténtica felicidad. Y como en cualquier otra área de conocimiento, existen técnicas, métodos y herramientas que favorecen y aceleran este proceso de aprendizaje. Por eso cada vez más personas, como Anna Sánchez Turné, están interesándose por el desarrollo personal.

«Tras la asunción de la responsabilidad personal, empezamos a ejercitar el músculo de la aceptación, que, a diferencia de la resignación, está basada en una profunda comprensión de las leyes que rigen la existencia», señala Seligman. «Así es como gradualmente dejamos de luchar y de entrar en conflicto con lo que nos sucede, preservando un estado de paz en nuestro interior».

Según sus investigaciones, «no hay mayor experiencia de felicidad que la que podemos sentir cada uno cuando fluimos con el momento tal y como es». Este aprendizaje nos lleva a ejercitar otro músculo, seguramente el más importante de todos: «la consciencia». Al darnos cuenta de que todo lo que necesitamos para ser felices ya está dentro de nosotros, empezamos un nuevo y apasionante entrenamiento, que Seligman define como «dar lo mejor de nosotros mismos frente a cualquier situación».

En caso de no saber todavía cómo hacerlo, por lo menos ya sabemos lo que nos falta por aprender. «La felicidad no es una meta a conseguir, sino un camino a recorrer», afirma este científico de la psique humana. Y concluye: «Y por más que nos lo sigan haciendo creer, se trata de un viaje de aprendizaje donde no caben las trampas ni los atajos».

IMPRESCINDIBLES

1. LIBRO. ‘Fluir’. Una psicología del felicidad’, de Mihaly Csikszentmihalyi (Kairós). Un ensayo escrito para un público exigente, crítico y escéptico, en el que se describe, desde un punto de vista científico, de qué manera podemos desarrollar nuestra capacidad de fluir con nuestras circunstancias. Según las investigaciones y los estudios presentados en este libro, todos podemos crear esta experiencia óptima en nuestro interior. Para lograrlo es imprescindible asumir la responsabilidad personal y entrenar el músculo de la consciencia.

2. PELÍCULA. ¡Qué bello es vivir!, de Frank Capra. Este clásico del cine narra la historia de George Bailey, un joven cuyo mayor sueño es abandonar el pequeño pueblo en donde nació para viajar por todo el mundo y estudiar una carrera universitaria. Sin embargo, por su camino se cruzan una serie de circunstancias que le llevarán a trascender su propio interés personal en favor del bien común de su familia y de los habitantes de su pueblo. Después de vivir para y por los demás, George terminará recogiendo los frutos de su altruismo, siendo recompensado con la mayor riqueza de todas: su propia felicidad.

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