Existe una serie de problemáticas sociales debido a la carencia del sentido de pertenencia, los más destacables son los que se desarrollan en la esfera pública, que a propósito pareciera estarse marchitando, llevando a que lo privado luzca más importante. Me refiero a las escuelas públicas, universidades, parques, instituciones políticas y demás entes relacionados con la administración estatal, lo que llamamos erróneamente público, puesto que el carácter de éste es más extenso. Así mismo las instalaciones de dichos entes son constantemente maltratados como lo son casos específicos de colegios y universidades donde no hay una organización adecuada y respetuosa para el uso de canales expresivos; paredes y baños son libros de protesta. Como si esa transgresión del orden cambiara las mentes de los ciudadanos. Las basuras en los parques públicos, la mediocridad en la educación, el desperdicio de los desayunos por parte de los niños que el distrito les regala y la corrupción que se permite nacer en ambientes administrativos facilistas, característicos de instituciones que gestionan el bien público en este país; son problemáticas que nos hacen pensar qué es lo privado y es así como este se entiende como la dinámica capitalista del mercado y donde posiblemente se desarrolla más sentido de pertenencia, ay que hay un dueño privado que se apropia de ese espacio. El trabajo y el interés son exclusivos de esta dinámica de mercado produciendo desarrollo y producción, justificando el proceso de privatización de empresas.

Ahora bien, los parques cuando son de todos, es decir públicos, creemos que no son de nadie. Se evidencia entonces una falta de sentido de pertenencia hacia el bien común. Considero entonces que no debe dejarse la manifestación del sentido de partencia solamente a la dinámica de la distribución de la riqueza, me apropio de algo solo cuando gano algo en términos de mercado, hay que pensar desde la crianza en abordar este sentido.

Desde este punto de vista, y como posible causa, es necesario tener en cuenta el grado de exigencia que se ha visto alterado en la crianza hoy en día de los niños. Tal vez te preguntes ¿Cuál es la relación entre exigencia y sentido de pertenencia? Ya mencioné antes como la exigencia, que parece exclusiva de la dinámica capitalista de mercado, o sector privado,  permite la apropiación de algo. A nivel social, la exigencia produce esfuerzo y es también por medio  de esta que se valoran las cosas. Es cierto que hay que exigir al niño desde pequeño a organizarse, a valorar las cosas, a conocer el esfuerzo hacia las mismas. Además se ve que los países con carencia de recursos naturales que se ven obligados a conseguir su desarrollo con trabajo disciplinado como Japón, evidencian un sentido de pertenencia hacia al bien común muy desarrollado, lo notamos en su avance científico y económico, organización social y arquitectónica, mientras que los países con muchos recursos naturales que obtienen su riqueza más fácilmente generan un nivel bajo de exigencia para su desarrollo, como Venezuela, que tienen una amplia cobertura de la administración estatal pero con niveles de pobreza, corrupción y mal uso de la gestión de alimentos que, someramente pensamos, no debería ser así en relación con su riqueza. Además, en términos de crianza, la exigencia considera la responsabilidad (el hijo responsable valora, conoce y cumple sus deberes y normas sociales[i]) y el respeto (el hijo respetuoso reconoce y acata las figuras de autoridad[ii]) como virtudes fundamentales; competencias socio grupales, desarrolladas dentro de la formación afectiva que brindamos en El Taller.

¿Por qué se ha alterado el nivel de exigencia en la crianza de los niños? Existen dos tendencias sumamente influyentes en la crianza de los niños hoy en día, que menciona el Maestro Miguel de Zubiria en su libro Ser mejores padres, las cuales, una se fundamenta en la permisividad (o libertad), la otra en la exigencia. Cada una tiene una razón justificada de ser. En la primera, los padres conciben el autoritarismo como un factor que coarta la iniciativa, espontaneidad, placer y felicidad que debe vivir un niño (el papa moderno). La segunda, conoce la autoridad como una introducción al niño a la vida social y participación exitosa por medio del cumplimiento de normas y leyes. En el primer caso, este movimiento ha obedecido a un interés influenciado, principalmente, por movimientos como el hippie, que niegan la existencia de normas y leyes sociales, más que la felicidad y la fraternidad, porque en definitiva, afirman, el orden social, con sus normas y leyes, mantienen una estructura desventajosa en el mundo.

Desde este punto de vista cualquier institución social es descalificada, no tiene poder, todos somos iguales y no hay nadie por encima de otro. Incluso los políticos, juristas, policías, párrocos y padres de familia, ninguno tiene la autoridad de aplicar normas, no hay mas restricción que la libertad ajena, pero el descubrimiento de la misma tiene que ser natural, el niño tiene el potencial para saberlo solo, el padre es un guía, como lo es el profesor un facilitador, todo debe ser escogido por el aprendiz por eso se “flexibiliza”, en todo el sentido de la palabra, la academia. El dilema se complica cuando vemos que existe un número bastante considerable de genios que se salieron del sistema educativo y muchas veces social porque no les daba lo que ellos querían, eran considerados problema porque no seguían normas,  lo que ha servido para muchos como una justificación para replantear la exigencia. Y, para cualquier pensador, ciudadano o padre de familia, resulta muy seductor entonces la práctica de la no-autoridad. Entonces, este proceso de “pérdida de valores” con el que coinciden un amplio sector de padres tradicionales, lo podemos ver como un proceso de replanteamiento de normas, en la convivencia familiar principalmente, cuestionando los modelos de autoridad. El hijo entonces, no ve una autoridad en el padre, ve un amigo en el desarrollo que él mismo está en capacidad de asumir. Entonces, ¿Qué importancia tienen los modelos de autoridad? Y así mismo ¿Qué importancia hay sobre la exigencia?

En este punto quiero relatar un caso que no se escapa de esta línea argumental y que me parece muy pertinente nombrar: El maestro Miguel de Zubiria, reconocido mundialmente por su modelo  de pedagogía conceptual y estudios en psicología y afectividad, nos compartió al grupo inicial de El taller: Centro de formación afectiva, su experiencia de vida al respecto. El también era un estudiante rebelde, lo expulsaban de las instituciones donde estudiaba, porque era un niño problema para cualquier profesor que compartía espacio académico con él. A sus quince años, nos contaba, tenía algunos vicios, no era un comportamiento ejemplar para la sociedad, había leído muchísimo a esa edad, me acuerdo que mencionó que era muy interesado en la política y la economía, pero siempre tenía la libertad de escoger qué leer, cuándo y dónde quisiera hacerlo. ¿Qué pasa entonces con su concepción de modelos de  autoridad?, ¿Cómo llegó a ser lo que es hoy? sorprendentemente reconoce y defiende que los modelos de autoridad son algo imperativo en las relaciones sociales y en la crianza de los niños. Esto debido a que su éxito no se lo debe tanto a esa influencia “libertaria” que le dio su estudioso y destacado padre sino, en su gran mayoría, a la exigencia de personas que de alguna manera encaminaron con disciplina y afecto todo ese talento, entre ellos su esposa y Alberto Merani.

Está claro que debe haber un equilibrio entre estas dos tendencias de crianza: exigencia y permisividad. Sin embargo, estamos ante una serie de problemáticas sociales que estamos viviendo, entre ellas la que estoy desarrollando de la falta de sentido de pertenencia. Es aquí donde una de las fortalezas de El Taller: centro de formación afectiva ofrece un catálogo de servicios en cursos, talleres y conferencias acerca de la crianza y el trabajo de destrezas afectivas entre ellas la responsabilidad para el fomento de sentido de pertenencia.

Me parece importante cerrar mencionando el papel que podría tener la formación deportiva. Hay cosas que replantear en cuestiones de normas sociales, pero lo indispensable es que tienen que existir, el niño tiene que criarse en ellas. Yo pienso que por medio del deporte, una experiencia caracterizada por ser lúdica, espontanea, libre, desinteresada y sobre todo placentera, puede generar un sentido de compromiso y pertenencia del estudiante hacia el entorno, no solo por el proceso de catarsis sino también al concientizar de la existencia de un sistema independiente de leyes que llaman a la autorregulación y autoadministración. Esto acompañado de un proceso exigente y disciplinado de padres y profesores hacia la importancia del juego limpio, la no-violencia y la seguridad en el mismo pueden decantar en una concepción solida del sentido de pertenencia.

Helman Yefren Eslava

Licenciado en Educacion Fisica, Recreación y Deporte.


[i] DE ZUBIRIA SAMPER, Miguel. Ser mejores padres II, Mentefacto responsabilidad, Legis S.A., 2010, p.26

[ii] Ibíd.