En noviembre de 2010 hice una pausa para reflexionar. Desde entonces me alejé de la red y me dediqué a pensar en la forma como seguiría adelante con este proyecto de vida dedicado a la practica del Altruismo y de la Formación Afectiva como primera estación de este viaje vital.

Cuando se emprende un viaje por la vida sin más orientación que tu intuición y la convicción de estar haciendo lo que tu “corazón” te reclama, es inevitable encontrarte con obstáculos mentales que atentan con desmotivarte. Las presiones cotidianas son a veces tan intensas que en ocasiones parece que te van a ganar la batalla. Entonces te entran las dudas, las necesidades terrenales te acosan y tu mente se distrae de lo fundamental para atender lo banal.

He aprendido que nuestra vida se debate entre seguir el libreto escrito por otros, o redactar el propio y juntarse con aquellos igualmente interesados en dedicar su existencia a hacer realidad lo que se sueña. No puedo con lo primero, mi “espíritu” se resiste a aceptar que a este mundo venimos la gran mayoría sólo a crecer, reproducirnos, tener nuestra casa, unos hijos, un empleo en el mejor de los casos y envejecer con la utópica esperanza de una pensión. Me parece un destino respetable, pero paupérrimo, dadas las inmensas e inimaginables posibilidades que nos ofrece nuestra poderosa Mente.

Hace ya 4 años decidí salirme del camino más transitado. Y si me preguntas qué tal ha sido la aventura, te puedo contestar que lo he disfrutado, aunque caminar por estos lares no es para nada fácil. Estos senderos están llenos de abismos, sus terrenos son poco habitados, solo se encuentra uno con aventureros ávidos de encontrar también su camino. De hecho, uno aprende de quienes van más adelante, de esos que ya están del otro lado, de esos que creyeron en Si Mismo, y quienes muy generosamente nos dejan huellas por el camino. Nos animan a no desfallecer, a no volver a esos lugares hacinados  donde se compite por migajas.

La meta del ser humano es encontrar su camino. Lo malo de esto es que no todo el mundo lo sabe; y quien toma conciencia, se encuentra con la barrera del cómo hacerlo. Yo empecé a buscar el mío hace 4 años y sólo hasta hoy, -luego de horas y horas de estudio, de conversaciones, de experimentos, de buceo por las profundidades de la naturaleza humana-, tengo la certeza de haberlo encontrado. Ahora este viaje me exige enseñarle a las personas a encontrar su propio camino, debo compartir generosamente mi experiencia; es parte del precio que se debe pagar si se quiere seguir avanzando en la ruta elegida.

Dicen los que saben que la mejor forma de aprender es enseñando. Y aunque lejos estoy de ser un verdadero maestro, si puedo compartir lo que hasta ahora he aprendido y voy asimilando día a día. En el mundo del saber se experimenta una gran satisfacción cuando se encuentran respuestas a las inquietudes, cuando se comprende la información y sobre todo cuando se produce conocimiento útil para la sociedad. A decir verdad, todavía no soy un productor de conocimiento, apenas soy un apasionado estudioso de la Naturaleza Humana, de su dimensión afectiva.

El altruismo y la afectividad humana son mis pasiones. Estoy absolutamente convencido que practicar el altruismo y desarrollar afectivamente a las personas es una poderosa apuesta para transformar esta sociedad y llevarla a su siguiente nivel. Ya no tengo ninguna duda, y por eso, he decidido entregarle mi vida entera a esta Causa.

¿Y de que vas a vivir? –Pregunta mi padre- es mejor que te consigas un empleo.

-Ya tengo trabajo padre, y mucho más que eso, tengo una Causa. Una razón para vivir.

Por eso no me preocupa de que voy a vivir, simplemente le estoy haciendo caso a mi corazón, y si esta Causa es tan poderosa como lo intuyo, estoy seguro que los recursos para vivir dignamente saldrán de alguna parte.

Por lo pronto, con mi esposa hemos diseñado una estrategia de divulgación masiva. De modo que si vives en Bogotá y sueles usar el transporte urbano, probablemente nos encontraremos. Allí continuaré con la multiplicación de esta Causa. Una Causa inaplazable.